Cultural

Thomas Schlesser: "Escribí 'Los ojos de Mona' de tal manera que las lecciones de historia del arte se conviertan en lecciones de vida"

Escritor e historiador francés y su novela que viene conectando a cientos de miles de lectores con las grandes obras del arte.

Thomas Schlesser.
Thomas Schlesser.

Si hablamos de éxito editorial mundial, de los de verdad, que vienen avalados por los lectores –los auténticos jueces sobre qué y qué no prevalecerá-, pues hay que pensar inmediatamente en la novela Los ojos de Mona (Lumen, 2024) del historiador francés Thomas Schlesser.

Por lo que vengo percibiendo, esta novela ha generado reportajes y entrevistas a su autor, a granel, pero no hay muchas reseñas sobre la misma, porque se cree que es una novela de autoayuda y ya vemos los horrores que suscita en los celadores literarios esta categoría.

Prejuicios de lado, hay que precisar que Los ojos de Mona exhibe calidad literaria, con un lenguaje diáfano, poético y funcional, en cuanto a forma; con derroche de conocimiento sobre la historia del arte y una interacción entre sus personajes principales (el abuelo Henry y su nieta Mona de diez años) que conmueve y que llevan al lector a preguntarse si la guarida emocional para la humanidad, y más en estos tiempos polarizados, no es otra que el arte y la cultura. Mona quedará ciega y su abuelo decide recorrer con ella las obras maestras del arte, durante cincuenta y dos semanas por los museos parisinos de Orsay, Louvre y Beaubourg. No solo de tragedia y de malditismo se nutre la buena literatura.

Para tener más de las luces de la novela, La República conversó con Thomas Schlesser.

-La novela es una reflexión sobre la belleza del arte.

-Escribí este libro de tal manera que las lecciones de historia del arte se conviertan en lecciones de vida.  Por ejemplo, Mona aprende “que no existe el sexo débil” frente al cuadro “El estudiante interesante” de Marguerite Gérard.  Su abuelo teme que si se queda ciega solo se llevará consigo la trivialidad de la infancia, por lo que decide acompañarla al museo para que cree recuerdos de belleza y haga suyas lecciones de la vida a través del arte.

-Hay que destacar que los datos son precisos.

-El relato me permite aportar claves de forma sintética. La enciclopedia en línea Wikipedia se ha convertido en una herramienta de popularización cada vez más extendida, que no distingue entre presuposiciones de ignorancia y conocimiento. Ahora me hacía estas preguntas constantemente: no voy a empezar a explicar qué es una escultura, pero una alegoría, sí. Me gustaría señalarle a Mona que “la Mona Lisa” es una pintura sobre madera y no un lienzo, algo que mucha gente no sabe…

-¿El éxito de la novela se debe a la necesidad del público de historias más constructivas?

-No sé si estamos en una era particularmente malvada: la humanidad ha causado muchos daños desde su aparición en este planeta. Sin embargo, es cierto que el arte, en todas sus formas, puede ayudarnos no sólo a canalizar nuestros sentimientos, tanto bellos como feos, sino, sobre todo, a tener una mirada iluminada y distante, a tomar perspectiva de nuestra situación actual, para poder para encontrar soluciones para contrarrestar el mal y, quién sabe, salvar el mundo.

"Los ojos de Mona".

"Los ojos de Mona".

-El arte no solo está en los museos.

Efectivamente, podemos encontrar arte en muchas cosas muy diferentes, no solo en los museos, creo que la gente todavía está interesada en la filosofía y el arte. Nunca dejamos de pensar en nuestro mundo y en nuestra conexión con los vivos, que es, en cierto modo, lo que la filosofía busca esclarecer.

-Tienes lo que no pocos autores no: éxito editorial.

-Escribí esta novela por muchos años y al final creo que lo escribí más para mí que para los demás. En efecto, resulta que hice una apuesta que funcionó bastante bien, ¡y no solo entre el público francés! También quería que el libro fuera lo más accesible posible, especialmente para las personas que lo leyeran y que no fueran particularmente especialistas en el tema.

-Es que hay una línea argumental que sostiene a la novela.

Si bien hay muchas descripciones de obras de artistas, como Claude Monet, Edgar Degas, René Magritte, Fridha Kahlo, Jackson Pollock, Picasso, Basquiat, entre otros, los lectores siguen una trama con la que se sienten reflejados.

-¿Y en cuánto tiempo la escribiste?

-La empecé en el 2013, después de un episodio personal difícil en el que sentí la necesidad de crear una niña extraordinaria a la que le sucede al mismo tiempo lo peor, es decir, la enfermedad y la amenaza, y lo mejor: una experiencia iniciática en el arte con un bisabuelo fascinante. Sorprendentemente, esperé diez años después de mi primera novela, publicada en el 2003, para escribir esta, y luego tardé diez años en terminar la historia, que es precisamente la de un niño de... diez años. Disfruto escribir de vez en cuando, pero sentí que, para nutrir y apreciar esta historia, necesitaba darle tiempo para florecer.