Cinco mil hectáreas de soja transgénicas habrían sido abandonadas por la presencia del cereal andino.,Los cultivos transgénicos en los Estados Unidos se enfrentan a un inesperado enemigo. No se trata de grupos de ambientalistas o centenares de científicos que recomiendan la suspensión de este tipo de prácticas. Nada de eso. Tampoco es una decisión gubernamental o la rebeldía multitudinaria de pequeños agricultores que apuestan por los cultivos orgánicos. PUEDES VER: Mundo: seis razones por las que la agricultura ecológica supera a la industrial El enemigo para la empresa transnacional Monsanto, conocida mundialmente por su producción y comercialización de semillas transgénicas, es nada más y nada menos que la ancestral kiwicha o amaranto, un cereal domesticado hace 7 000 años aproximadamente. Las informaciones revelan que agricultores estadounidenses estarían a punto de abandonar 5 000 hectáreas de soja transgénica y que otras 50 000 podrían correr la misma suerte en Carolina del Sur y del Norte, Arkansas, Tennessee y Missouri, por el crecimiento de plantas de kiwicha que habrían brotado como mala hierba en zonas sembradas con granos Roundup Ready. Estos contienen una semilla que ha recibido un gen capaz de resistir al potente herbicida Roundup, cuyo principio activo principal es el peligroso glisofato. Por esa razón el intruso amaranto es prácticamente ‘indestructible’. Un grupo de científicos británicos considera que en los campos de Estados Unidos se ha producido una transferencia de genes entre la planta modificada genéticamente y algunas hierbas como el amaranto. La respuesta inicial de los agricultores fue arrancar las malas hierbas, pero esa medida resultó ser una misión imposible, por las enormes dimensiones de los cultivos y el arraigo de la kiwicha. Los datos Actualmente en América del Sur se aplican, en promedio, 15 litros de glifosato por hectárea por año. El glifosato es un herbicida no selectivo de amplio espectro. Con información de la Bioguía