El avance de la tecnología ha traído consigo la rápida obsolescencia de muchos formatos que, en su momento, fueron revolucionarios. Desde la transición del VHS al DVD, los dispositivos de almacenamiento físico de películas y series han tenido una evolución constante.
En los últimos años, el mercado de los reproductores físicos ha experimentado un marcado descenso. Las plataformas de streaming y las Smart TV se han posicionado como los líderes indiscutibles en la distribución de contenido multimedia. No obstante, hubo un momento en el que el Blu-Ray parecía ser el futuro del entretenimiento en casa.
El lanzamiento del Blu-Ray en 2002 representó un salto importante en la calidad de imagen, con resoluciones en alta definición que duplicaban las capacidades del DVD. Este formato ofrecía mayor capacidad de almacenamiento, lo que permitía incluir más contenido adicional y funciones interactivas que resultaban atractivas para los cinéfilos. Además, fue el formato elegido por las principales productoras cinematográficas, lo que facilitó su popularidad inicial.
Por otro lado, el DVD, que dominaba el mercado desde finales de los 90, comenzó a mostrar sus limitaciones ante la creciente demanda de imágenes en alta definición y sonido envolvente de calidad superior. Mientras que un DVD podía almacenar 4,7 GB de datos, los Blu-Ray alcanzaban hasta los 30 GB en su versión de doble capa, lo que permitió la inclusión de películas en formato HD y contenido extra sin sacrificar la calidad. Esto marcó un antes y un después en la experiencia del usuario frente a su televisor.
El formato Blu Ray utiliza el estándar de compresión H.264, el cual ofrece la misma calidad que el MPEG-2. Foto: Xataka.
A medida que las Smart TV y los reproductores compatibles con Blu-Ray se volvieron más comunes, parecía que el DVD estaba destinado a quedar relegado. Sin embargo, con el tiempo, el panorama cambiaría drásticamente para este formato.
A pesar de las expectativas, el Blu-Ray no logró mantenerse como el formato dominante. Uno de los principales factores que contribuyó a su declive fue la rápida adopción del streaming. Con el surgimiento de servicios como Netflix, Amazon Prime y Disney+, la necesidad de tener un soporte físico para ver películas comenzó a disminuir. La conveniencia de acceder a un catálogo vasto de contenido en cualquier momento y desde cualquier lugar, en especial en las Smart TV, opacó las ventajas técnicas que ofrecía el Blu-Ray.
El mercado de los formatos físicos se ha reducido significativamente con la llegada del streaming. Foto: Collider.
Además, el costo de los reproductores y los discos Blu-Ray fue un impedimento para muchos consumidores. Mientras que los DVDs eran más económicos y seguían cumpliendo su función en la mayoría de los hogares, el Blu-Ray resultaba un lujo para quienes buscaban la máxima calidad de imagen. En consecuencia, las ventas comenzaron a disminuir paulatinamente, y las empresas productoras de películas redujeron la oferta de títulos en este formato.
Con la evolución constante de las tecnologías de transmisión y la aparición de televisores cada vez más inteligentes, el mercado de los formatos físicos se ha reducido considerablemente, llegando al punto en el que hoy en día el Blu-Ray es prácticamente inexistente en las tiendas.
Aunque el Blu-ray ha caído en desuso entre el público en general, sigue siendo valorado por dos comunidades específicas: los coleccionistas y los gamers. Para los primeros, el Blu-ray representa un formato que permite preservar las películas y series en la máxima calidad posible, con ediciones especiales que incluyen extras y arte exclusivo no disponible en las versiones digitales. Además, la sensación de poseer una colección física sigue siendo importante para este grupo, lo que ha mantenido una demanda constante, aunque limitada, de Blu-ray.
Por otro lado, los gamers han adoptado el Blu-Ray como el formato estándar para los videojuegos en consolas como la PlayStation y Xbox. Esto se debe a que los juegos actuales requieren una gran cantidad de datos que solo los discos Blu-Ray pueden almacenar de manera eficiente. A pesar del auge de los juegos digitales, muchos jugadores prefieren las ediciones físicas por cuestiones de espacio de almacenamiento o incluso como una forma de evitar problemas con la conexión a internet.