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Opinión

La recuperación requiere decisiones, por Pedro Pablo Kuczynski Godard

"Estamos muy atrasados. Los grandes proyectos de agua potable y de salud que planificamos años atrás están a la espera de decisiones. El Congreso, que debería pensar en lo que le conviene al país, muchas veces piensan en lo que les conviene a ellos mismos".

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Imagen de la columna de PPK

En este aniversario patrio es importante mirarnos en el espejo y evaluar cómo estamos. Hace varios años que el Perú se enfrenta a la incertidumbre con un crecimiento económico anémico, desempleo alto, aumento de la pobreza, inseguridad ciudadana en las ciudades y también en el campo.

Es fundamental tomar el toro por las astas y empezar a hacer cambios que no pueden esperar 2 o 3 años más, hasta que se instale y funcione un gobierno después de las elecciones.

Todo no es oscuridad y pesimismo. En los últimos meses, se empieza a ver una ligera recuperación económica, el Ministerio de Energía y Minas ha logrado darle luz verde a algunos proyectos mineros que generarán muchas divisas y actividad, y mantenemos una envidiable estabilidad financiera en el pantano que es hoy América Latina: el sol peruano es una moneda fuerte, la inflación (el peor impuesto para los pobres) ha bajado notablemente y muchos países envidian nuestra trayectoria económico-financiera.

Sin embargo, no hay duda de que estamos muy por debajo de nuestro potencial, sobre todo si vemos los inmensos recursos que tenemos a la mano y no se están aprovechando. Algunas cosas son difíciles de solucionar, por ejemplo, la multiplicidad de candidatos sin mucha trayectoria que dicen se van a presentar en las elecciones del 2026. La criminalidad está creciendo a pasos agigantados, creando costosos obstáculos para la gente que no tiene recursos económicos. La extorsión, la cual se ha vuelto casi un deporte nacional, afecta sobre todo a los negocios pequeños y familiares, que no tienen acceso a soluciones judiciales. Tenemos instituciones claves tales como el Poder Judicial, la Fiscalía y la misma Policía, que están en un deterioro visible causado por inestabilidad, politización y corrupción.
Hoy el Perú se está deslizando hacia un acantilado sociopolítico, con el temor y la ansiedad de algo que parece inevitable que no debería ser. Entonces ¿qué hacer?

En la economía tenemos la suerte que varios de nuestros metales exportables están viviendo épocas y precios prósperos. Esas exportaciones, así como las agrarias e industriales, son la reserva de divisas que hace que el Perú hoy no sufra mayores problemas financieros como las devaluaciones y crisis de antaño.

Los grandes inversionistas naturalmente no decidirán hacer grandes inversiones hasta que el panorama se aclare más, pero algunas inversiones ya han empezado tal como el aeropuerto de Lima-Callao y el puerto internacional que está construyendo en Chancay la gran empresa china de transportes Cosco: será un modelo de automatización y eficiencia. Ha creado algún nerviosismo en Estados Unidos, pero en realidad ese país hace años que no construye un puerto grande, salvo terminales para la exportación de gas. Tenemos además un catálogo de proyectos mineros y de riego que están más o menos listos para empezar, que se han enfrentado a obstáculos político-burocráticos que recién se están despejando.

En lo social estamos muy atrasados. Los grandes proyectos de agua potable y de salud que planificamos años atrás están a la espera de decisiones. El Congreso, que debería pensar en lo que le conviene al país, muchas veces piensan en lo que les conviene a los congresistas, politizando demasiado las decisiones necesarias. Los hospitales no están estandarizados, están rodeados de corrupción y la clase emergente de los peruanos no tiene buen acceso a la salud. Es fundamental, además, que se promueva los más altos estándares de enseñanza en vez de promover a profesores que no han podido pasar sus exámenes.

Finalmente, se impone una reforma judicial. Es urgente. Los procesos demoran años. Pareciera que hay corrupción y ciertamente hay desorganización y formalismos indeseables.

¿Es posible enfrentar las decisiones necesarias en la economía, lo social y la justicia? Ciertamente, la gran mayoría desea cambios pero sin conocerlos bien. Los líderes de opinión, los candidatos que se están alistando, todos ellos deben ir pensando en explicar cuáles son las grandes metas nacionales. Un pueblo que no tiene una luz que lo guíe, que no tiene líderes que expliquen claramente lo que el país necesita, no va a progresar.

Es difícil pensar que todo esto pueda ocurrir en medio de un gobierno fundamentalmente de transición y que tiene muy baja aprobación. Pero en este aniversario 203 de nuestra independencia es fundamental que concentremos bien nuestras ideas y las comuniquemos con claridad.