La mayoría de la población experimenta rabia, dolor y ansiedad, sentimientos que no captura el INEI. Su última encuesta revela que la pobreza ha aumentado al 29%, pero esta cifra no transmite el sufrimiento que acompaña a esta catástrofe.
Además, algunos economistas señalan que el 31,4% de la población; es decir, 10,6 millones de personas, son “no pobres vulnerables” —no son pobres actualmente, pero podrían volver a serlo en un futuro cercano. Sumando esto, la cifra total asciende al 60,4% de los peruanos.
La pobreza también contribuye al aumento de la inseguridad, desconfianza, confusión y caos, y alimenta el rechazo masivo hacia la presidenta Boluarte, el Congreso y las élites que dirigen el país.
Para los voceros de la derecha neoliberal, los índices alarmantes de pobreza se solucionan solo con inversión privada que, según afirman, sustenta el crecimiento que crea mayores empleos. Pretenden imponer ese argumento falaz con arrogancia y como verdad absoluta. Ignoran que la justicia social es la integradora del trabajo y del esfuerzo de todos los que producen riqueza. Que deriva en crecimiento con igualdad y empleo formal bien remunerado, en una sociedad democrática que defiende la vida como valor fundamental.
La vieja receta de que con la inversión privada se supera la pobreza no es creíble. Sin embargo, el dolor, la rabia y la ansiedad de millones generan una fuerza que enciende la esperanza a pesar de la precariedad en la que existen y de la traición a sus sueños por parte de sucesivos políticos mentirosos.
Es una corriente avasalladora por el cambio para salir de la jaula de la pobreza y alcanzar la libertad y dignidad como seres humanos. El aumento de la pobreza anuncia el fin del modelo social que impuso hace 31 años Alberto Fujimori. Ahora, su hija Keiko repite el golpe y se ha apoderado del Estado desde el Congreso, con la complicidad de corruptos y mafiosos que arguyen sostener una estabilidad política que no existe.
Las próximas elecciones presidenciales serán un hito más, independiente de cual sea el resultado. La lucha de fondo es por la unidad de la nación y la formación de un Estado democrático que saque al Perú de la pobreza, la corrupción y la violencia.