El premio Lee Kuan Yew World City Prize es un importante galardón otorgado cada dos años, que reconoce los logros en la creación de ciudades sostenibles alrededor del mundo. El jurado está compuesto por expertos en desarrollo y el entorno construido, y este año incluyó al Director de la Agencia de Desarrollo Urbano de Singapur, Peter Ho, y a la antigua Primera Ministra de Nueva Zelanda y administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Helen Clark, entre otros líderes globales.
En el 2024, el premio coronó a Ciudad de México como ganadora, con menciones honrosas para Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Melbourne (Australia), Río de Janeiro, y Wellington (Nueva Zelanda). ¿Qué tienen en común estas ciudades? Según el jurado, un “compromiso sobresaliente con la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía a través de soluciones urbanas innovadoras y sostenibles”.
Un ejemplo de este tipo de soluciones es el Parque Lineal del Gran Canal en la Ciudad de México. Este gran espacio público de casi 6km de extensión se construyó sobre un antiguo canal de desagüe que se encontraba degradado y convertido en un botadero de basura. Hoy, el parque cuenta con áreas verdes y una gran cantidad de árboles, además de espacios para el deporte y pabellones para actividades culturales. Lo que antes era una barrera, hoy es un espacio público que conecta más de 20 barrios de la ciudad.
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En el caso de Río de Janeiro, se hizo especial mención a la regeneración urbana del litoral del centro de la ciudad, iniciada con motivo de los Juegos Olímpicos del 2016 y que continúa hasta el día de hoy. Este proyecto de gran envergadura contempló el desmantelamiento de una autopista urbana elevada que rodeaba todo el centro de Río, causando contaminación, ruido y contribuyendo a la degradación del barrio. En su lugar, se construyó una nueva línea de tranvía, una gran plaza arbolada, el “Museo del Mañana” y un gran malecón que articula el borde costero, mejorando el tráfico y revitalizando el centro histórico.
Estos dos ejemplos son muy cercanos a nuestro contexto, y señalan el camino que debemos (y podemos) seguir para tener ciudades más vivibles y amigables. En América Latina es posible, y por lo tanto en Perú también: solo es cuestión de voluntad política.