Frente a todos los escándalos de corrupción en los que se ha visto envuelta a la más alta investidura de la Presidencia de la República vale la pena preguntarse porqué el silencio del pueblo es tan evidente que causa estupor. Tras los absurdos e irracionales argumentos de defensa de abogados, tinterillos, congresistas, ministros, políticos y demás sobones asalariados, ¿hemos entrado en una era de silencios cómplices y dejadez absoluta?
No, al parecer este preocupante mutismo de una parte de la población parecería un inconsciente juego de ajedrez político -jaque mate- contra la actual clase gobernante. Este cúmulo de hartazgo y repulsión hacia los poderes de turno se podrían ver reflejados en las próximas elecciones, cuando Keiko Fujimori, César Acuña, Rafael López Aliaga, Vladimir Cerrón y sus candidatos a senadores y diputados no puedan hacer absolutamente nada por remediar la inmundicia de leyes, lobbies, arbitrariedades, abusos y blindajes vergonzosos que quedarán como su mayor legado. El daño que le hicieron al país, pensando siempre en sus propios intereses, será su gran herencia.
Pero el mayor riesgo es que la derrota de los actuales gobernantes, del Poder Ejecutivo y Legislativo, podría venir con una escalada de radicalismo que nos pondría algunos metros más cerca del despeñadero. El elector, harto de las simplezas de "pollitos", "mochasueldos" y "Niños", podría inclinarse por esas opciones radicales que les prometen encarcelar a los corruptos, que les asegura fusilar a los ladrones de la patria y que les garantiza que “bukelizarán” este Perú cercado por la delincuencia común, las extorsiones y los ladrones de cuello y corbata que manejan los hilos del poder. Ni la cura ni la enfermedad fueron nunca un cuadro tan desolador de miras al futuro.
En Piura, mientras unos callan, varios colectivos populares de los distritos de Piura, Castilla y Veintiséis de Octubre preparan una multitudinaria manifestación para exigirle al gobierno central la puesta en marcha de proyectos de gran envergadura para la región. Paralelamente a esto, vecinos de varios sectores vienen solicitando el apoyo de las autoridades locales y los representantes en el Congreso para que el ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento concluya el Sistema Alternativo de Almacenamiento y Evacuación de Aguas de Lluvias – SARE de Ignacio Merino y convoque el proceso de adjudicación de 96 asentamiento humanos, que ha sido suspendido en tres oportunidades.
Los piuranos que sí queremos una ciudad moderna, limpia y ordenada esperamos que toda obra de gran envergadura tenga no solo los estudios adecuados, sino también la rigurosidad de expedientes técnicos conformes y los entes fiscalizadores detrás de cada proyecto. No necesitamos otro innecesario y millonario Parque de las Aguas como emblema de la soberbia, frivolidad y ridiculez del alcalde de Piura.