La señora Boluarte se pavonea de haber logrado la estabilidad política en el Perú. Es la única idea que repite como un loro en todos sus paseos al exterior. No faltan comentaristas políticos —que se autodenominan analistas— que piensan lo mismo. ¿Es esto cierto? ¿Se puede tener estabilidad política con el 90% de los peruanos en contra? ¿Puede haber estabilidad política cuando la agenda política de diciembre del año pasado no ha sido resuelta y sigue vigente en la conciencia de la inmensa mayoría de los peruanos?
La llamada estabilidad política de Dina Boluarte está en las alturas, no en las llanuras, en el país oficial, no en el país real. ¿En qué consiste? En la desaparición del conflicto de los poderes Ejecutivo y Legislativo que emergió con fuerza en 2016. ¿A qué costo? El sometimiento del Poder Ejecutivo al Poder Legislativo. La que funge de presidenta de la República es un fantoche del Congreso y su vida política depende de este. Locke llamó a la concentración del poder de legislar y de gobernar Estado absoluto, un Estado no limitado.
Esta concentración del poder en el Legislativo significa que no hay división de poderes sino concentración del poder que culminará con el zarpazo que prepara el Congreso contra la Junta Nacional de Justicia (JNJ) y contra los organismos electorales (JNE y ONPE). Así el Congreso culminará su faena autoritaria. La concentración del poder en el Congreso produce dos cambios institucionales decisivos: un cambio en la forma de Gobierno y otro en el régimen político.
La forma de Gobierno en el Perú ha dejado de ser presidencialista para convertirse en hiperparlamentarista. En el parlamentarismo se elige (caso inglés) o nombra (caso alemán) al jefe de Gobierno, pero no al jefe de Estado. Este es elegido por los ciudadanos del mismo modo que en el semipresidencialismo (caso francés, portugués, etc.). La concentración del poder ha transformado el régimen democrático en régimen autoritario que puede devenir en dictadura. Este es el análisis de la realidad política del país, no de las ficciones jurídicas. Estas hay que dejarlas en manos del presidente del TC, a quien no haría mal leer El espíritu de las leyes de Montesquieu, quien distingue claramente l´esprit de lois de la l´esprit d´une nation.
Generalmente la concentración del poder se produce en el Ejecutivo. ¿Por qué ahora se da en el Congreso? Porque, desde el 2016, los golpes de Estado los hace el Congreso. De los 6 presidentes que hemos tenido en los últimos 7 años, 2 han sido elegidos por el pueblo y 4 por golpes y contragolpes del Congreso. Pero todos los medios hablan solo del golpe que no fue. Es una farsa igualar el discurso golpista de Castillo con el golpe de Fujimori.
¿Y por qué el Congreso no se deshace de la señora Boluarte? Porque aún la necesita. Si se deshiciera de ella ahora, la reemplazaría el presidente del Congreso, que tendría que convocar a elecciones generales en el plazo de seis meses. Esto es algo que no desean las mafias del Congreso. Para ellos Boluarte es un mal necesario; para el país, es simplemente un mal del mismo modo que las mafias congresales a las que hay que expulsar al tacho de basura de la historia.