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Opinión

Bibbi para un rato, por Mirko Lauer

"El rol preeminente de Hamás-Palestina para las decisiones de los Estados del Medio Oriente probablemente ha durado lo mismo que la ofensiva misma, y pronto se va a calmar".

larepublica.pe
MIRKO

Una idea que ha empezado a circular es que el fugaz éxito de Hamás le va a costar la cabeza a Benjamín Netanyahu, en un remake de la guerra de Yom Kipur 1973. Esto está dentro de toda lógica. Pero a la vez un nuevo Gobierno tendría que producir rápido una nueva situación, y además favorable a Tel Aviv. Pero eso no está disponible a la fecha. Parece, pues, que el apodado Bibbi se va a quedar un rato más.

Si no hay cambio real de Gobierno, el clima de fanatismo religioso con extrema derecha va a seguir prevaleciendo. En los dos lados de la guerra. Con lo cual cualquier ablandamiento táctico de Israel le va a costar una tajada de poder a Netanyahu. No descartemos que Israel se encuentra ya en los bordes de una guerra interna político-burocrático-militar.

Algunos sostienen que la ofensiva de Hamás ha paralizado la mejor carta de Netanyahu, que es su acuerdo diplomático en marcha con Arabia Saudita. Si acaso hay parálisis, puede no durar mucho tiempo. El Irán sunita, que armó la mano de Hamás para las atrocidades en curso, sigue y seguirá siendo el enemigo malo de los chiitas de Arabia Saudita.

Netanyahu todavía puede sacar esa carta saudí de las cenizas del conflicto, pero al costo de frenar el despiadado imperio de los fanáticos religiosos ávidos de tierra en zonas palestinas. Algo más fácil de decir que de llevar a la práctica.

El rol preeminente de Hamás-Palestina para las decisiones de los Estados del Medio Oriente probablemente ha durado lo mismo que la ofensiva misma, y pronto se va a calmar. Si no sucede nada nuevo, sobre todo en términos de una ampliación de la guerra, la situación de Israel y sus fronteras no ha cambiado. El objetivo de los Estados en la zona hoy es lograr la tranquilidad.

Así, el destino inmediato de Netanyahu parece estar en manos de sus enemigos musulmanes de la región. Un Hamás belicoso, envalentonado y costoso, que puede sembrar Arabia de campos de refugiados, como lo hizo la OLP en su momento, no les hace mucha gracia a esos países (salvo Irán). Mejor un Netanyahu arrinconado, dispuesto a dar algunas concesiones. Aunque no está claro aún cuáles podrían ser estas.