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Opinión

Dialogar con quien piensa diferente, por Augusto Álvarez Rodrich

Y la escasa vocación por la curiosidad y la humildad.

larepublica.pe
AAR

El Perú necesita hoy, en una polarización creciente, con abundancia de dueños de la verdad que ni se atreven al riesgo de exponerse al contagio de ideas que quizá puedan discrepar del catecismo de su congregación política, reconstruir la capacidad de dialogar con quien piensa diferente.

Pensaba en eso ayer durante la transmisión de los discursos de los voceros de todas las bancadas parlamentarias en el homenaje del congreso a su vicepresidente Hernando Guerra García, lamentablemente fallecido de manera tan prematura, en la que había coincidencia sobre su vocación para el diálogo y hasta concertación con personas con las que podía tener diferencias políticas e ideológicas.

Es una virtud apreciada en todo parlamento, pero especialmente en uno tan fragmentado como el actual y escasa consistencia interna en bancadas que son paradas temporal de nómades que se mudan con frecuencia.

Eso es fundamental para llegar a acuerdos políticos, al margen de la calidad de estos. Los testimonios de sus colegas dan cuenta de que ‘Nano’ tenía la vocación por cruzar puentes para alcanzar acuerdos, algo a lo que puede haberlo ayudado su propia trayectoria política en la que él transitó por agrupaciones de muy distinta posición, desde la izquierda hasta la derecha, como un emprendedor más interesado en que se hagan cosas antes que en cómo hacerlas.

Mientras la televisión transmitía esos discursos parlamentarios, leía la columna de Felipe Ortiz de Zevallos, el fundador del Grupo Apoyo, el domingo en El Comercio, que apuntaba a la importancia de la curiosidad y la humildad como vacunas contra el engaño.

La curiosidad y la humildad son cualidades poco valoradas en el salón de los debates académicos o políticos, o en las vitrinas polarizadas de las redes sociales, pero constituyen requisitos esenciales para protegerse del engaño, para asegurar un aprendizaje real, para descubrir, día a día, la verdad”, comentó FOZ, un planteamiento que es crucial hoy en el Perú donde se observa gente que se refugia en su tribu.

En política con frecuencia se aprende del enemigo, decía Lenin. Dialogar con quien piensa distinto es un riesgo que evitan los débiles de argumento.