A estas alturas del año queda claro que la autoridad para la Reconstrucción con Cambios-ARCC fue el más grande fiasco del último lustro, no priorizó los proyectos más urgentes e ineludibles que necesitaba Piura, aplazó lo inaplazable y dejó en segundo plano los únicos dos grandes proyectos que eran de vital importancia y que hoy no están, ni siquiera, en etapa inicial: el Plan Maestro del río Piura y el Drenaje pluvial en Piura, Castilla y Veintiséis de Octubre para el control de inundaciones. Obras que, a la fecha, no cuentan con expedientes técnicos culminados y su ejecución depende de un acuerdo con el Reino Unido vía Gobierno a Gobierno (G2G).
El Plan Maestro del río Piura plantea la puesta en marcha de más de 80 obras que van desde construir nueve represas en todo el recorrido del río, reforestación en algunos sectores, reservorios, descolmatación de ríos y la salida al mar, con esta infraestructura podríamos tener grandes reservas de agua para temporadas de sequía.
Un informe de la Autoridad Nacional del Agua-ANA, precisa que el Perú solo logra almacenar el 1% de las aguas de las lluvias, mientras que en Piura la represa de Poechos, la más grande de la región, funciona al 36% de su capacidad, debido a la irresponsabilidad de nuestras autoridades en no poder gestionar la limpieza de un reservorio colmatado de sedimentos.
Entonces, si por esas cuestiones del azar mañana empezara el periodo de lluvias en Piura, lamentablemente, estaríamos más vulnerables, expuestos e indefensos que nunca.
La ARCC terminó siendo una entidad totalmente cuestionada por su inoperancia y sumida en investigaciones por corrupción; seis años después del FEN 2017 estamos peor que nunca. ¿Y qué hacen al respecto nuestras autoridades, aparte de quejarse? Nada.
Y mientras todo esto sucede, Piura ha entrado en una crisis hídrica angustiante, la EPS Grau –con serios problemas de insolvencia y deudas acumuladas que sobrepasan los 200 millones de soles– ha dejado sin agua potable a varios sectores de la ciudad y sin visos de solución inmediata.
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No hay agua, no hay defensas ribereñas, no hay buenas autoridades, no hay liderazgos concluyentes, no hay seguridad ciudadana; lo que sí tenemos son funcionarios públicos y políticos incapaces, corruptos, indolentes y forajidos como para llenar un estadio y convertirlo en un relleno sanitario.