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Opinión

Tres canciones para pedirle a Gareca que se quede

“Y ya que la corriente musical ha escoltado cada evento de la selección dentro de la cancha, fuera de ella lo hace todo ritmo nacional capaz de sintonizar con el ánimo colectivo”.

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El ‘Tigre’ está analizando la posibilidad de continuar con la dirección de la Blanquirroja. Foto: composición LR / Fabrizio Oviedo

La RAE define el duelo como lástima, aflicción o sentimiento; los peruanos, como un 2022 sin Mundial y sin la certeza de que Ricardo Gareca continúe caminando junto con la Blanquirroja. La derrota, que ahora es lo más auténtico frente a las previsiones deportivas, se agudiza en cada sospecha y obliga al país a alzar una petición a través de un rugido con el fin de que el estratega argentino permanezca en el cargo.

El país se resiste a asumir otra pérdida porque, incluso carente de una clasificación, necesita de la garra del ‘Tigre’, de su seguridad para que un resultado en contra no le reste valor a la camiseta. Y ya que la corriente musical ha escoltado cada evento de la selección dentro de la cancha —”Contigo, Perú”, “Porque yo creo en ti”, “Cómo no te voy a querer”—, fuera de ella lo hace todo ritmo nacional capaz de sintonizar con el ánimo colectivo.

Acostumbrado el pueblo a la presencia de Gareca desde 2015, imaginarlo lejos de la tutela solo puede dejar un “Herido corazón”, el de toda la hinchada. El oportuno tema de Armonía 10 reúne los miedos en el estribillo “cuando despierto y ya no estás, ¡ay!, me duele el corazón”. Pero la parte que el Perú no quiere cantar es “regresa, te lo ruego”.

Pensar en un adiós se convierte en un tercer dolor luego de un lunes aniquilado por un 5 a 4 en favor de Australia y de un martes invadido por una sociedad en silencio, en luto. Sin embargo, las “Tres cruces” que carga el país desde que empezó la semana, de rato en rato, se alivian. Así fue cuando Juan Carlos Oblitas, el gerente deportivo, aseguró ante la prensa que no tiene plan B porque el primero es Gareca. “Solo me queda rogar mi tiempo al redentor”, entona Los Ecos, entona la nación.

La última alternativa es declararle al entrenador el mismo apego que al fútbol nacional: “Te juro que te amo”. Llevar al cuadro peruano al Mundial Rusia 2018, a la final de la Copa América Brasil 2019 y a la zona de repechaje en Qatar 2022 se resume en una estrofa: “Y mis sentimientos no los cambiaré jamás”. ¿Lo sabrá Bryan Arámbulo?