El aviso fue emitido el pasado 21 de julio, pero se ha hecho público en la última semana de agosto por el Hospital del Bidasoa, ubicado en País Vasco, España. Están tratando de encontrar al dueño de una pierna amputada para que la recoja y la retire correctamente a través de una funeraria.
Asimismo, María Eugenia Alkiza Eizagirre, la directora del mencionado centro médico, ha explicado que la notificación aún no llegado a manos de la persona tratada. Por ello, Alkiza recurre al boletín en cumplimiento de la Ley de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas.
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De la misma manera, en caso de que el hombre no acuda al hospital para retirar sus restos, “se dará traslado del expediente a los organismos competentes para que se proceda a la incoación, en su caso, del correspondiente sancionador y se inste a la ejecución forzosa y a su costa de su obligación de retirar y gestionar los restos humanos”, constató Alkiza a la prensa local.
Por otro lado, cuando se aplica la amputación de una extremidad, el intervenido es el encargado de contratar a una funeraria autorizada, que cobra alrededor de 1.500 euros en dicho lugar, con el fin de que se haga cargo de sus partes extraídas, algo que no sucede, por ejemplo, con otros restos biológicos, como los tumores.
Por último, no hay un régimen sancionador que confirme cuánto es el precio que debe de pagar el hombre por abandonar una pierna amputada, pero se cree que podría ser alrededor de 500 euros. Para ello se le ha dado un plazo máximo de diez días hábiles. No obstante, no cabe duda de que pagar dicha multa sigue siendo una mejor opción en comparación con los precios que imponen las funerarias.