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Género

El Perú de 1821 y el país al que debemos aspirar en 2021 en la lucha por la igualdad de género

A puertas del Bicentenario, hacemos un recorrido sobre los avances en la conquista de la igualdad de género y los desafíos para construir un país más inclusivo y democrático.

A pesar de que el 28 de julio de 1821 pasó a ser una fecha cívica importante para todos los peruanos en conmemoración a la independencia del Perú, lo cierto es que su proclamación no cambió mucho la situación de la mujer peruana.

En 1822, el general don José de San Martín, a través de un decreto estableció que “las ventajas del régimen educativo debían ser extendidas al sexo femenino, el cual había sido tratado con negligencia por el gobierno español”, según informa Catalina Salazar Herrera en su obra Actuación política de las mujeres peruanas durante el siglo XX.

Fue recién cuatro años más tarde de la independencia que Simón Bolívar fundó el primer colegio de educandas en Cusco; sin embargo, lejos de sentar las bases para que las nuevas generaciones de mujeres accedieran a educación y se les impulsara el pensamiento crítico, se las continuó relegando a roles domésticos y de cuidado familiar.

La literatura como vía para alzar sus voces

De acuerdo a Salazar, la emancipación de la mujer peruana va dando sus primeros avances en el siglo XIX, cuando mujeres instruidas de clase alta de Lima y Cusco comienzan a alzar sus voces a través de la literatura y el periodismo.

Bajo el anonimato y el seudónimo, empiezan a escribir en las revistas El Ateneo de Lima, el Perú Ilustrado y la Revista Social, donde cuestionan su condición y a reivindican sus derechos.

En 1874, se crea la primera revista hecha por mujeres llamada “El Álbum”, fundada por la argentina Juana Manuela Gorriti y Carolina Freire. Gorriti se convirtió en un referente para la población femenina de su generación, pues se encontraba separada y mantenía sola a sus dos hijas gracias a su trabajo como periodista y escritora.

Dos años después, Juana Manuela empezó a organizar reuniones literarias en su casa y una de las asistentas fue Clorinda Matto de Turner, quien consideraba que las poblaciones más vulnerables eran las mujeres e indios. Ella y otras personalidades como Ángela Carbonell, Trinidad Enríquez, Manuela Villarán, Mercedes Eléspuru, Rosa Mendiburu, Amalia Puga, entre otras, sufrieron el rechazo y la actitud represiva de los grupos de poder.

Tras una gran generación de mujeres docentes en 1890, que lucharon por el derecho a la educación de otras, la laicidad y la gratuidad de la enseñanza primaria, recién en 1908 se permitió oficialmente el ingreso de estas en las universidades.

Amalia Puga fue una escritora peruana, que perteneció al Círculo Literario en 1887 y al Ateneo de Lima en 1889. (Foto: Internet)

“A principios del siglo XX, los años de escuela era dos años menos para las niñas que para los niños. Ahora, se supone que legalmente es lo mismo para ambos; sin embargo, los padres retiran a las niñas antes que a los niños ante determinados casos (embarazos adolescentes, violencia física o acoso sexual)”, declara María Emma Mannarelli, escritora e historiadora feminista a La República.

Por su parte, la directora de Promsex Susana Chávez, manifesta que “hay todavía quienes consideran que su principal rol es la casa, lo doméstico, la maternidad. Todavía seguimos manejándonos por estándares de diferencia que limitan oportunidades en muchos sentidos”.

Mujeres en la política peruana

En 1914, María Jesús Alvarado Rivera funda en Lima el primer movimiento feminista llamado “Evolución Feminista”, a través del cual expuso la necesidad de las mujeres por liberarse de la “tiranía del patriarcado”.

Desde este organismo, Alvarado propuso la reforma del Código Civil para sacar a la mujer de la “reclusión doméstica”, igualar sus derechos civiles ante los del hombre y facilitar el trabajo remunerado.

Posteriormente, en 1924, Zoila Aurora Cáceres da origen y preside la segunda agrupación femenina denominada Feminismo Peruano. A través de este movimiento se buscaba que el Estado disponga de políticas públicas por la igualdad del hombre y la mujer en el terreno del derecho, especialmente para que se le otorgue la facultad de votar.

Ante las precarias condiciones laborales, las mujeres salieron a las calles a protestar, pero sin ser consideradas como miembros del sindicato. Es así que, en el año 1918, las obreras de diferentes fábricas de Lima se reúnen para formar los Comités Femeninos al interior de los sindicatos textiles, y así luchar por la jornada de las ocho horas.

En la actualidad, la participación de las mujeres en la política del país continúa siendo un camino rocoso. Por ejemplo, la cuota de género es uno de los requisitos en los partido políticos que no se cumple como debería.

Evolución de la normativa electoral en materia de cuota de género, paridad y alternancia

En este sentido, la comisionada de la Adjuntía para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, Diana Portal, en declaraciones a La República indicó: “El tema de la cuota de género no ha cumplido su real objetivo, porque en las listas electorales las mujeres solían ocupar los tercios inferiores, cumpliendo formalmente el requisito, pero no promoviendo una real participación”.

La vocera de la Defensoría del Pueblo mencionó que, según el Jurado Nacional de Elecciones, varios partidos políticos tienen cerca de la mitad de militantes mujeres. No obstante, ellas no tienen cargos de poder en las comisiones o al interior de los partidos políticos, pues todos estos son ocupados por varones.

El Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski es el que ha tenido mayor cantidad de ministras mujeres. (Foto: Palacio de Gobierno)

Portal también brindó alcances de la participación femenina en el Congreso: “Nunca llegamos al 30 % en todas estas listas del congreso, el mayor porcentaje ha sido 28 % y peor aún a nivel distrital y regional”.

De este modo, mencionó que las gobernaciones regionales lideradas por mujeres en los últimos años no se ha superado el 4 %. “Los porcentajes son bastante mínimos en cuanto a mujeres electas”, agregó.

Otro tema que imposibilita la participación de la mujer en la política es la violencia o acoso. “Muchas mujeres autoridades han denunciado cuando están desempeñando sus cargos son agredidas, difamadas, insultadas, recurriendo a estereotipos sexistas”, sostuvo la vocera de la Defensoría del Pueblo. De igual manera, indicó que incluso se toman represalias cuando las mujeres empiezan a desarrollar investigaciones por corrupción.

El APRA y las mujeres

Una figura femenina importante dentro de la política como activista por los derechos de las mujeres fue María Magdalena Julia del Portal Moreno, más conocida como Magda Portal.

Magda Portal solía acudir a las diversas marchas que se realizaron durante el gobierno de Augusto B Leguía (1919-1930). En una de estas conoció a Víctor Raúl Haya de la Torre, y fue así como llegó a ser una de las fundadoras de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, partido político más conocido como APRA.

“La victoria del APRA será la incorporación de la mujer al disfrute de todos los derechos inherentes al hombre”, escribió en su libro Hacia la Mujer Nueva, donde solicitaba la igualdad del derecho al voto para hombres y mujeres a los 18 años.

No obstante, pese al apoyo de sus dirigentes y los compromisos de los partidos políticos, las mujeres continuaron siendo infantilizadas bajo un discurso patriarcal.

Voto femenino

Es en 1955 cuando el presidente Manuel Odría firma el Decreto Ley 12391, que concedió el voto a las mujeres que supieran leer y escribir, siendo el Perú el penúltimo país en Latinoamérica en otorgar este derecho. En 1956, solo una cierto porcentaje privilegiado de mujeres pudo por primera vez sufragar.

A pesar de esta conquista, es apenas a finales de la década de los 1979, en que se logra el voto universal.

Para Diana Miloslavich Tupac, representante del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán y vocera de ‘Somos la mitad, queremos paridad', hasta el momento, los grandes avances en esta lucha por la igualdad de género han sido el voto femenino, acceso a la educación y al trabajo, así como la mayor visibilización de la violencia de género.

Sin embargo, advierte que el derecho al trabajo sigue siendo una de las grandes dificultades que las mujeres enfrentan, ya que muchas laboran en condiciones precarias y su presencia solo se limita al servicio, trabajo rural, trabajo del hogar o turismo.

“Además, sigue siendo un gran desafío el cómo compatibilizar el trabajo de las mujeres con hijos con el sistema de cuidado, donde logremos que hombres y mujeres compartan las responsabilidades familiares”, añade.

En la misma línea, la directora de Promsex opina que si bien existe más participación femenina en las actividades productivas económicas, “todavía el peso determinante está en el trabajo informal”, lo cual indicaría que “los logros son casi insuficientes”.

Ni una menos y los posteriores retos como sociedad

“El movimiento Ni una menos marca un antes y después”, recalca Miloslavich. La liberación de Adriano Pozo, quien fue captado golpeando salvajemente a la abogada Arlette Contreras, además de las altas cifras de feminicidios, desapariciones y violaciones sexuales indignaron a toda la sociedad peruana; por ello, se convocó a una marcha masiva el 13 de agosto de 2016.

“La violencia está cada vez mas visibilizada, hay una mejor comprensión de lo que nos sucede a las mujeres, pero sigue habiendo feminicidios, violaciones (...) Sigue siendo un tema pendiente el cómo erradicarlo”, acotó la activista.

Recordemos que, solo entre el 16 de marzo y el 30 de junio, cada tres días mataron a una mujer durante la cuarentena. El 85% de estos crímenes fueron consumados en el hogar. Además, en el 90% de los casos los autores de los crímenes eran parejas o exparejas de ellas.

Susana Chávez opina que el colectivo Ni una menos es la expresión de una respuesta ciudadana que está denunciando el no cumplimiento de las leyes que castigan como un grave delito la violencia contra la mujer. “Definitivamente ni una menos ha consolidado una discusión histórica en el movimiento feminista”, sostuvo.

Chávez considera que la igualdad en la sociedad peruana continúa siendo un “desafío pendiente”, pues aunque en la actualidad se hayan desarrollado normas que protegen a la mujer, esto aún no se ha podido concretar de manera absoluta.

“Necesitamos reformas profundas y no basta con tan solo hacer aspectos declarativos para lograr la igualdad de género. El rol de la educación con enfoque de género es fundamental”, afirma.

La representante de la organización Flora Tristán, menciona que otra de las grandes conquistas es sobre los derechos sexuales y reproductivos: más mujeres deciden de forma informada, existe un protocolo para la aplicación del aborto terapéutico y hay un acceso gratuito al Anticonceptivo Oral de Emergencia (AOE) o píldora del día siguiente.

Sin embargo, indica que no es suficiente porque, por ejemplo, las mujeres indígenas son las que tienen más dificultades para acceder a métodos anticonceptivos, los profesionales de la salud siguen sin garantizar la entrega del kit de emergencia a víctimas de violencia sexual y existen maternidades forzadas, situaciones que se han agravado aún más con la pandemia por COVID-19.