Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, ha anunciado su intención de utilizar leyes históricas para acelerar el proceso de las deportaciones. Entre las normativas que planea revivir se encuentra la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una herramienta que permitiría acelerar deportaciones bajo la justificación de una "invasión migratoria". Además, Trump ha sugerido invocar la Ley de Insurrección de 1807 para desplegar militares en la frontera, medida que enfrenta restricciones legales.
El objetivo de estas leyes es reforzar la seguridad nacional y combatir lo que Trump denomina "el enemigo desde dentro". Sin embargo, expertos y juristas advierten que el uso de normativas tan antiguas plantea serios desafíos legales y podría desatar conflictos judiciales, incluso con la actual Corte Suprema de mayoría conservadora.
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Entre las principales normativas que Trump busca implementar destacan:
Trump también ha planteado la posibilidad de eliminar la ciudadanía por nacimiento, establecida en la Enmienda 14 de la Constitución. Esto afectaría directamente a los hijos de inmigrantes indocumentados, privándolos de un derecho histórico en Estados Unidos.
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El presidente electo ha justificado la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 y la Ley de Insurrección de 1807 como una medida para enfrentar lo que considera una crisis migratoria en Estados Unidos. Durante un mitin en noviembre, Trump declaró: "Tuvimos que retroceder hasta 1798, porque en aquellos tiempos no se jugaba". Su discurso se enfoca en fortalecer la seguridad nacional y desmantelar redes de inmigración irregular.
Además, Trump busca revivir estas leyes como un símbolo de lo que denomina una época de "políticas fuertes" en la historia de Estados Unidos. Argumenta que normativas como la Ley de Enemigos Extranjeros permitirán "apuntar y desmantelar cada red criminal migrante que opera en suelo estadounidense".
A pesar de estas declaraciones, expertos señalan que implementar estas medidas enfrentará numerosos desafíos legales y logísticos. Katherine Yon Ebright, del Centro Brennan, advierte que aplicar la Ley de Enemigos Extranjeros en tiempos de paz podría ser considerado un abuso de poder.
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La Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 y Ley de Insurrección de 1807 que Trump planea utilizar tienen orígenes en los siglos XVIII y XIX. Entre ellas destacan: