El presidente venezolano, Nicolás Maduro, declaró este miércoles su intención de construir un "nuevo comienzo" en la relación con Estados Unidos, tras la reciente reelección de Donald Trump. Durante una intervención en su programa semanal transmitido en YouTube, Maduro expresó su optimismo sobre la posibilidad de abrir una nueva etapa de diálogo, luego de la ruptura diplomática entre ambos países en 2019, durante el primer mandato de Trump.
A pesar de las sanciones económicas y el embargo petrolero impuestos en ese periodo, Maduro ofreció un mensaje conciliador, subrayando su disposición a construir un vínculo de "ganar-ganar" entre ambas naciones. "Le deseo suerte en su gobierno", afirmó Maduro en su mensaje, agregando que, como presidente reelecto de Venezuela, está dispuesto a establecer relaciones positivas con Estados Unidos y el resto del mundo.
En su declaración, Maduro reconoció que su relación con Estados Unidos bajo el primer mandato de Trump fue particularmente tensa, marcada por sanciones que afectaron la economía venezolana y limitaron las operaciones de empresas extranjeras en el país. Sin embargo, el mandatario venezolano destacó que esta reelección podría abrir una nueva oportunidad para mejorar los vínculos bilaterales.
“Este es un nuevo comienzo para que apostemos a ganar-ganar y le vaya bien a Estados Unidos y le vaya bien a Venezuela”, expresó Maduro. Además, el gobierno venezolano difundió un comunicado en el que ratifica su disposición para “entablar buenas relaciones” con la administración Trump, subrayando la importancia del “diálogo, respeto y sensatez” en la política exterior. Este enfoque positivo marca un contraste con los años anteriores, cuando la Casa Blanca respaldó a la oposición venezolana, reconociendo al líder opositor Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela.
La relación Trump-Venezuela se vio marcada por las sanciones económicas por parte del republicano. Foto: The New York Times
La relación entre Estados Unidos y Venezuela ha estado marcada por fuertes tensiones en la última década, especialmente durante la administración Trump (2017-2021), que impuso sanciones a Venezuela con el objetivo de presionar por la salida de Nicolás Maduro. Estas sanciones incluyeron restricciones a sectores clave de la economía venezolana, destacándose el embargo petrolero, que afectó directamente las exportaciones de crudo, uno de los principales recursos económicos del país. Este embargo fue parcialmente flexibilizado por el sucesor de Trump, Joe Biden, quien otorgó permisos a algunas multinacionales de energía para operar en Venezuela.
En 2019, Estados Unidos rompió formalmente relaciones con Venezuela tras reconocer a Juan Guaidó como presidente interino, luego de que la oposición boicoteara las elecciones presidenciales del 2018 argumentando falta de transparencia. Este reconocimiento internacional de Guaidó fue respaldado por una serie de sanciones coordinadas con varios países aliados de Washington, y en ese momento, Trump llegó a afirmar que "todas las opciones", incluida la militar, estaban sobre la mesa para resolver la situación venezolana.
Recientemente, la reelección de Maduro para un tercer mandato (2025-2031) ha vuelto a poner en el foco las tensiones internas en Venezuela, con la oposición denunciando fraude electoral y reclamando la victoria de Edmundo González Urrutia, candidato opositor actualmente exiliado en España. A pesar de estas disputas, Maduro ha insistido en su disposición para mejorar las relaciones con Estados Unidos, apelando al "reconocimiento a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos" en el comunicado oficial.
La administración de Biden, hasta el momento, no ha reconocido la reelección de Maduro. Sin embargo, el gobierno venezolano ha hecho un llamado a construir una relación basada en el respeto mutuo y la paz, resaltando los lazos históricos que, a pesar de las diferencias políticas, unen a ambos pueblos.