Los beneficios del Seguro Social en Estados Unidos son fundamentales para millones de personas jubiladas, así como para aquellas con bajos recursos o alguna discapacidad. La Administración del Seguro Social (SSA) es la encargada de administrar estas gracias, que representan la principal fuente de ingresos para más del 50% de los usuarios.
Aunque los beneficios pueden solicitarse desde los 62 años, la SSA establece que la plena edad de jubilación es a los 67 años para aquellos nacidos en 1960 o después. Sin embargo, algunos optan por postergar su retiro hasta los 70 años para maximizar sus beneficios.
La Administración del Seguro Social ofrece recomendaciones claras sobre cuándo es el mejor momento para solicitar los beneficios. Aquellos que eligen retirarse antes, a los 62 años, verán una reducción en sus ingresos mensuales, mientras que quienes esperan hasta los 70 disfrutarán de un monto significativamente mayor.
Para ser elegible para el Seguro Social, generalmente se requiere haber trabajado y pagado impuestos sobre los ingresos. Foto: AFP
El monto que una persona recibirá del Seguro Social depende de varios factores, como los años de trabajo y las contribuciones realizadas a lo largo de su vida laboral. No obstante, es útil conocer los promedios generales para cada grupo de edad.
Los beneficiarios pueden recibir el cheque de Seguro Social por correo o mediante depósito directo en una cuenta bancaria. Foto: SSA
Se debe tener en cuenta que estos son promedios generales, y el monto exacto que una persona puede recibir del Seguro Social dependerá de varios factores, como sus ingresos a lo largo de su vida laboral, el tiempo que hayan trabajado y las contribuciones realizadas. Además, la SSA ajusta anualmente los beneficios con base en la inflación y el costo de vida, lo que también puede influir en los montos finales.
Otro factor relevante es la diferencia entre los pagos que reciben hombres y mujeres. Los hombres, en promedio, reciben un cheque mensual más alto que las mujeres. Esto puede estar relacionado con factores como la brecha salarial y los años trabajados, ya que las mujeres suelen tomar más pausas en su carrera profesional para dedicarse al cuidado familiar, lo que puede afectar su historial de contribuciones.