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Domingo

La legión de los Transformers

Hoy, ser un friki de los Transformers es ser un rockstar. A días del estreno de la séptima película de la saga, filmada en el Perú, coleccionistas de la ochentera serie animada son los más consultados sobre la eterna batalla entre Autobots y Decepticons. 

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El grupo oficial de fanáticos en nuestro país abre las puertas de su museo para hablarnos de su filia por los épicos robots. Foto: John Reyes

¿Has visto La venganza de los nerds? Venimos de esa época”, dice Diego Vitteri (51) refiriéndose a la película de 1984 en la que los más relegados de la secundaria se rebelan contra los más populares. Lo que quiso decir este diseñador gráfico y viejo fanático de los Transformers es que hoy se vive la reivindicación de los frikis, que, según la RAE, son los que practican obsesivamente una afición. Son los que, por ejemplo, coleccionan muñecos, polos, cómics de superhéroes, y que, antes, eran vistos como bichos raros, pero ahora son seguidos, admirados y hasta tienen su Día del Orgullo Friki.

Esta semana, en particular, los frikis de los Transformers son los rockstars, los más populares, los que dan la hora. A pocos días del estreno de Transformers: el despertar de las bestias, la séptima entrega de la saga, la fiebre por los robots ochenteros crece, sobre todo porque parte del rodaje se hizo en Perú; y son ellos, los fanáticos, los que nos ponen al corriente de los detalles de la eterna batalla entre Autobots y Decepticons. Hoy, David Buenaño (42) es uno de los frikis más buscados. Este psicólogo organizacional se precia de ser el dueño de la colección más grande de Transformers del país, tiene más de 7.000 robots. Son tantos que creó su ropio museo, que hoy se exhibe en el Mall del Sur, donde ha reunido 3.000 figuras.

“Hace veinte años, ser friki y coleccionar juguetes no era bien visto, te decían inmaduro o infantil, pero para mí fue un acto de rebeldía. Así como Sideswipe, mi personaje favorito de la serie, no me interesaba seguir las reglas. Ahora, el que menos te dice ‘qué chévere ser coleccionista’”, dice David, quien, además, es fundador del grupo oficial de fanáticos Transformers Perú, que comenzó en el 2003 con un reducido número de seguidores que se encontraba en primitivos foros de internet y se comunicaba a través de correos electrónicos, y que hoy convoca a miles en las redes sociales.

Hasta el museo llegamos para que fanáticos como David y Diego, y otros más del club, nos compartan su ímpetu por Optimus Prime, Bumblebee, y otros de los legendarios robots que se transforman en autos, camiones, aviones y animales, y que, en los ochenta, con la serie animada y los juguetes, llenaron la infancia de muchos peruanos. Sobre la película, sobra decir que están emocionados: “Veremos varios personajes de la serie ‘Beast wars’ en live action, en pantalla grande, por primera vez desde los noventa”, dice Diego. “El gran plus de la película es que veremos paisajes de Cusco y Tarapoto, da una tremenda emoción”, agrega Anthony Segovia (45), analista de sistemas que se unió al grupo en 2007 y es tan fan que bautizó a su hija Arcee, como la autobot de la serie ‘G1’.

Llegando al segundo piso del centro comercial, donde se encuentra el museo, la primera figura que llama la atención es un robot tamaño inusual, de 70 centímetros de altura, rodeado de anillos amarillos con expresión malévola, es Unicron, el dios de la destrucción, el que devora planetas, y cobra importancia porque será el villano en El despertar de las bestias.

“Según la mitología de Transformers, en el inicio de los tiempos, Primus y Unicron era hermanos, aquel era el dios del bien y la estabilidad, y este era el dios del caos, del fin de los tiempos. En el cómic de los ochenta, se dice que los Transformers fueron creados por Primus para enfrentarse a Unicron, que, como veremos en la película, vendrá a hacer destrozos a la Tierra”, cuenta David.

La colección de David Buenaño abarca algo más de 7.000 robots; en el museo se exhiben 3.000. Foto: John Reyes

Un viaje a los ochenta

David lleva más de 20 años inmerso en el universo Transformers, y su estatus de líder le dio la posibilidad, por ejemplo, de adquirir a este Unicron HasLab, de edición limitada, que se produjo vía crowdfunding. El también docente universitario se inscribió con dos años de antelación en una lista de espera para obtenerlo; inicialmente pagó 575 dólares, pero el juguete terminó costando mucho más. “Hoy podría pasar los 10.000 soles”, añade, receloso de revelar el precio final. “Aquí lo importante no es cuánto cuestan las figuras, aquí hay objetos que no pueden ser valorizados”, añade.

Y mostrará, más adelante, uno de esos objetos invaluables, como lo es la matriz de un álbum de Transformers lanzado en Perú en 1986: “Esto no tiene precio, existe solo uno. Nosotros no somos coleccionistas para ostentar piezas caras. Mostramos piezas únicas como esta”, dice. Pero, si hablamos de valor monetario, nos revela que entre las joyas de su colección están los muñecos de convenciones. Si no lo sabía, desde los noventa, los fanáticos de Transformers se reúnen en convenciones en Estados Unidos, para las que Hasbro —la empresa que tiene los derechos de la saga— produce y vende juguetes exclusivos, y, con el tiempo, las figuras aumentan su valor.

La colección de David es un viaje en el tiempo, hay robots de distintas épocas, desde los primigenios de forma cuadrada de los ochenta hasta sus versiones más contemporáneas, como el popular Bumblebee que se exhibe en su versión de Volkswagen ochentero y como el Camaro que los centennials reconocen. Está también el Arca, la nave espacial donde llegaron los Autobots a la Tierra, que impactó y quedó sepultada en un volcán de los Estados Unidos, de donde, cuatro millones de años después, cuenta el cómic, emergieron los Transformers reiniciando la eterna guerra entre Autobots y Decepticons.

Una figura de Optimus Primal, el líder de los Maximals de ‘Beast wars’, que aparecerá en la película. Foto: John Reyes

No es casualidad que Perú aparezca en El despertar de las bestias. El memorioso Diego recuerda que en los libros de Transformers para niños se menciona que “los Decepticons ya habían estado en Perú buscando acero para hacer sus armas, y luego encuentran un cristal inca que tiene una enorme cantidad de energía, eso se ve en un capítulo de la serie animada”, dice.

¿Se acabará el interminable combate entre Autobots y Decepticons? Le preguntamos a David. “En un cómic te dicen que tendrán que unirse para enfrentar a otros robots más poderosos. Si bien los Autobots son buenos y adorables, y los Decepticons son malos y desgraciados, a veces, para enfrentar a algunos enemigos no basta con ser buenito o malito, hay que encontrar el balance como el yin y el yang”, finaliza, misterioso.