Son las 5 p.m. y Luis Carlos Burneo habla de su nueva máquina de aire acondicionado. El sol entra con furia por la ventana de su departamento y el famoso youtuber dice que piensa mudarse, que su barrio se ha vuelto ruidoso, que lo atormentan los taladros de las nuevas edificaciones, que sus vecinos hablan muy fuerte, que se ha vuelto hipersensible.
Luis Carlos, o Henry Spencer como lo conocen por su canal de YouTube, rompe el hielo hablando de lo cotidiano y nosotros prendemos la grabadora sin que lo sepa, tal como hace él con sus entrevistados a los que graba en espontánea performance minutos antes de la entrevista: “Esa transición entre la vida y el comienzo de la entrevista es riquísima, ese momento en el que el entrevistado llega y dice oe’, qué tal, eso es la vida”, comentará después.
Desde hace 16 años, Luis Carlos se dedica como un obseso a captar la vida en video. Entrevista a actores, músicos, cantantes, celebridades y a gente común en la calle, y sube su material a La habitación de Henry Spencer, su canal de YouTube. Lo llaman “el precursor de los youtubers” porque fue de los primeros que subió contenido propio a internet, cuando aún no existían redes sociales y era territorio libre para hacer cualquier disparate: “En 2003 pensé en un programa medio cámara escondida, medio video casero, y cuando salí de la universidad toqué puertas de los canales; cansado de ser choteado, descubrí YouTube en una cabina de internet y ahí empezó todo”.
Cada 2 de febrero, Luis Carlos celebra como hito en su carrera de youtuber su primera entrevista a Bruno Pinasco hecha en 2009. Era él un muchacho raro, egresado de la U. de Lima, que andaba con una handycam en el morral registrándolo todo, y al que nadie tomaba en serio, salvo el conductor de televisión, que fue como su padrino: “Lo raro es que Bruno se ha negado a que lo vuelva a entrevistar, pero su calidez me dio pie a todo lo que vino”.
Por el lente de La habitación… –que era un canal medio de entrevista, medio de cámara escondida, o un espacio de hueveo puro y duro de internet– pasaron los actores Melania Urbina, Giovanni Ciccia, Carlos Carlín, los músicos Pedro Suárez, Leo Bacteria, los periodistas Marco Sifuentes, Verónica Linares, hasta el nobel Mario Vargas Llosa. Eran mediados de los 2000, Facebook no existía, sus entrevistas experimentales empezaban a dar que hablar.
Reveladora entrevista a la actriz Merly Morello en la que habla de la ausencia del padre. Foto: La República
“Eran entrevistas con trescientas preguntas sin ningún tipo de pauta, tenía la idea de que, si me preparaba lo menos posible, serían lo más espontáneas posibles… hoy eso está muy de moda en los podcasts”.
Memorable es la columna en la que César Hildebrandt lo criticó por una entrevista a Adri Vainilla (Adriana Cebrián), y que Luis Carlos
recuerda como un troleo maravilloso: “¿No fue pajísima que Hildebrandt destruyera a un chibolo que empezaba en YouTube y que se estaba ganando un lugar el mundo de las comunicaciones? Fue muy gracioso, él venía de otra generación, estaba en el otro extremo del periodismo y criticó a alguien que ni siquiera hacía lo que él… para mí eso fue un trofeo”.
No era periodismo lo que hacía el youtuber, tampoco intentaba hacerlo; hoy es distinto, Luis Carlos asegura que prepara sus entrevistas, tiene una ruta de preguntas y bucea en la vida de sus invitados. Notable es su última entrevista a la actriz Merly Morello, donde habla de la ausencia del padre: “Trato de replicar lo que siempre he querido ser, un entrevistador tipo [Jaime] Bayly o [David] Letterman. Después de tantos años, creo que lo que hago ahora es bien parecido a lo que hace un periodista”.
El comunicador tuvo un precoz acercamiento a las cámaras de video gracias a su padre. Foto: La República
Para entender esta obsesión de Luis Carlos por registrarlo todo en video, debemos hablar de su padre, un administrador que, cuando él era un niño, compró una cámara Betamax: “A mi papá (que falleció en 2019) le gustaba documentar la vida, probablemente haya influido en mi formato, a mí me interesa ese momento en el que el entrevistado se cansa de actuar y deja ver al ser humano”.
Ese formato de entrevista no estructurada nunca habría funcionado en la televisión, donde cada segundo cuenta, por eso Luis Carlos se lanzó a YouTube. Sin embargo, estuvo una temporada en la pantalla chica como reportero de un noticiero y luego en el programa Enemigos Públicos, pero no se quedó: “Me botaron porque yo no funcionaba como ser humano en ese momento. Me cuesta adaptarme a las dinámicas grupales y a los jefes. Cuando hubo cambios me dijeron hasta aquí nomás, eso me dio la oportunidad de retomar La habitación…”.
Luis Carlos con outfit celebratorio por sus 16 años persistiendo en YouTube. Foto: La República
La contradicción de Luis Carlos es que, a pesar de ser un youtuber de entrevistas, que busca ser popular y tener muchos seguidores,
es –o era– un tanto antisocial. Tuvo un grupo de punk con ese nombre en la universidad, y fue este género anti lo que lo liberó de pudores y lo lanzó a construir su canal: “Creo que lo dijo alguien de Sex Pistols, el punk te permite salir a escena y decir no sé tocar, pero esta es mi huevada y praaaaa”. Asegura que el punk armó su vida: “Desde chibolo sentí que no conectaba, en el colegio me hacían bullying, a los 14 descubrí el punk y dije ah, hay gente que se apoya en esta huevada para odiar el mundo, me uní”.
Hoy, a los 41 años, Luis Carlos ha encontrado en el psicoanálisis el antídoto para bajarle un poco a su onda anti: “Mi mundo era La habitación… porque me era suficiente grabar estas huevadas, básicamente, usaba el programa para tratar de socializar; pero ahora he comenzado a interesarme por la vida real, ir a fiestas, pensar en un hogar, una familia, saber qué hay ahí de lo que antes renegaba”.
La historia de La habitación… -que hoy pasa por un buen momento monetizando más que antes-, dice Luis Carlos, es la historia de
un chico terco que quiere hacer un programa de televisión en internet y le pasan un montón de pastruladas, y a pesar de que el mundo está en contra, la sigue luchando. Ese es también el argumento de sus stand up comedy con los que empezó hace seis años. El entrevistador excéntrico se toma en serio su carrera de comediante, y empieza riéndose de sí mismo.