Se conocieron por Rojo Fama Contrafama, un reality chileno que la rompía en la TV por cable y que vino a Lima a finales del 2006 a presentar shows de sus concursantes más talentosos. La camaleónica Monserrat Bustamante -que aún no era la célebre Mon Laferte- era una de las jóvenes promesas del canto y daría un concierto.
Ani Alva tenía en ese entonces 17 años y era fanática de Rojo, así es que buscó entradas para el show y, de paso, consiguió trabajo como asistenta. Así conoció a Monse, como la llama, ofreciéndole Inka Colas y bocaditos en el camerino. Ignoraba Ani, la hoy directora de cine más taquillera del país, que su vínculo con la cantante definiría el rumbo de su carrera.
Se convirtieron en grandes amigas, tanto así que cuando Ani vivía en México –a donde fue a complementar sus estudios de cine– estuvo presente en la conversación donde se eligió el nombre artístico de su amiga que comenzaba a ganar popularidad en Latinoamérica: Mon como abreviatura de su nombre y Laferte por su apellido materno.
Mon Laferte y Ani Alva. Foto: Instagram
Eran tan unidas que fue Ani la que animó a Mon a promocionar sus discos en Perú cuando no era muy conocida. Era como su mánager, pero, sobre todo, era su entusiasta amiga, la que les pedía a sus conocidos que fueran a verla cantar al Cocodrilo Verde (un pequeño bar de Miraflores) para cubrir las entradas.
Fue por ayudar a Mon a promover su música que Ani contactó con Sandro Ventura, cineasta y fundador de Big Bang Films, quien usó un tema de la cantante en una película, y fue en esa casa productora donde, años después, Ani empezaría su carrera en la difícil escena audiovisual, primero como editora de video.
“Han sido años de amistad con Mon. Tu falta de querer la compuso en mi casa, ella estaba muy mal, le habían sacado la vuelta”.
Esa canción formó parte de la banda sonora de No me digas solterona (2018), la exitosa película de Alva que cuenta la historia de búsqueda de amor propio de Patricia (Patricia Barreto), y que, cuando salió a la luz, fue subestimada por las distribuidoras. “Me dijeron: a ti no te conoce nadie, tu película anterior no funcionó, tu protagonista no es una actriz famosa”.
A sus 25 años, Ani había dirigido El beneficio de la duda (2015), un thriller que solo duró una semana en cartelera. Con este antecedente, los gurús de la industria le auguraban, a lo mucho, 70 mil espectadores a su segunda película: “Me lo dijeron voces masculinas, me dijeron que no iba a funcionar”. Se equivocaron, no imaginaron que batiría récords de taquilla, casi 500 mil fueron a verla al cine. Su secuela, No me digas solterona 2, que se estrenó el 14 de abril, también va por ese camino, cerró su primera semana en cartelera con más de cien mil entradas vendidas.
Avanzamos todas. Nos acercamos a Ani Alva contando detalles de su cercanía con Mon Laferte porque, de alguna forma, esta amistad representa lo que la directora de 33 años evangeliza: que cuando las mujeres avanzan juntas, no tienen límites. Dicho que llevó a la acción cuando escribió el guion de Solterona 1, con su hermana Sandra, quien no es guionista sino chef, pero tiene un gran sentido del humor: “Ella está casada y tiene cuatro hijos. A mí no hay nada que me importe menos que el matrimonio”. O cuando se alió a Gianella Neyra y Magdyel Ugaz para dirigir Medias hermanas (2021), película producida y protagonizada por estas últimas.
Cuando Ani encabezó el equipo de Solterona 1 pidió a las cabezas que incorporen mujeres en sus equipos. Y es lo que hace hoy también como directora de Maricucha (2022), la segunda telenovela que dirige, y donde tiene un nutrido equipo femenino.
La tele consume su tiempo por estos días, el ritmo de grabación es mucho más frenético que el del cine. Ani se levanta a las 5 a.m. para ir a La Planicie, La Molina –donde está la casa de los Corbacho, la familia donde trabaja Maricucha (Patricia Barreto)–, graba 15 escenas al día –en el cine apenas hace seis–, y el guion puede cambiar a diario. “He grabado escenas en la mañana que saldrían en la noche, vives con la adrenalina de grabar para el día”. Pero volviendo al cine, donde Alva se ha ganado el título de “la directora más taquillera del país”, confiesa que se siente halagada, pero es escéptica a las etiquetas: “No me gustan porque te encierran, porque algún día puedes dejar de serlo. Yo me enteré por Twitter que era la-más taquillera, pero no me lo había propuesto, yo solo quería hacer una película y darlo todo”. Y quería llevar a la pantalla grande una historia que rompiera con la típica comedia romántica de “chico busca chica, se encuentran y son felices”: “Solterona caló en la gente porque nos invita a ignorar el qué dirán, a no juzgarnos y, finalmente, a abrazar lo que somos y encontrar nuestro amor propio, como Pati, la protagonista”.
Alva valora las historias diversas, adelanta que su próxima película será sobre la maternidad y la depresión postparto. Sueña con dirigir a la actriz argentina Natalia Oreiro, quien hace poco confesó amar la música de su amiga Mon Laferte: “Yo la escuché y le escribí inmediatamente a Monse, le dije: en este momento le mandas invitación para que sea tu amiga. Ambas se admiran muchísimo, ¿te imaginas una película con Natalia como protagonista y con el soundtrack de Mon?”.
Un dato anecdótico sobre la primera versión de Solterona es que se estrenó durante una de nuestras peores crisis políticas: el tráiler se lanzó la noche que Pedro Pablo Kuczynski indultó a Alberto Fujimori, y la película, cuando aquel renunció a la presidencia; sin embargo, no le fue nada mal, parece que la gente necesitaba evadir la realidad con ficción. Este año, el contexto político sigue tan inestable como en 2018. No me digas solterona 2 se ha estrenado sin contratiempos, pero Ani ya está curtida y preparada para todo.