Hace unos días, la plaza principal de Tungasuca, distrito a tres horas de Cusco, fue una fiesta, casi toda la población salió de sus casas, sus retratos serían pegados en las fachadas más vistosas del pueblo. Los de Inside Out –un proyecto de arte global, representado en Perú por los artistas visuales Sonia Cunliffe y Brakkus Carrillo– habían cumplido su palabra, las fotos que les tomaron semanas atrás serían expuestas en sus paredes y sus calles se convertirían en una gran galería fotográfica al aire libre.
Los niños se quedaron perplejos al ver sus retratos en blanco y negro y en escala gigante, 1.40 metro de alto, eran más grandes que ellos. Los adultos también se quedaron admirados al encontrar sus rostros. “Muchos no tienen sus retratos impresos, a lo mucho, el de su DNI, y las fotos grandes que suelen ver son las de los políticos”, dice Cunliffe, haciendo una primera lectura del impacto que causó el proyecto fotográfico La gran rebelión en Tungasuca. Similar revuelo causó en Tinta, donde se hizo lo mismo.
Esta intervención artística es la número 1.550 de Inside Out, un proyecto fotográfico ambicioso, creado en 2011 por JR –seudónimo del fotógrafo francés Jean René–, que tiene como objetivo empapelar las calles del mundo con retratos de gente representativa de su comunidad para darles visibilidad. Se han realizado exposiciones con retratos de reos, inmigrantes, disléxicos, guardias de seguridad, enfermeras, y una diversidad de grupos en 138 países.
Cualquiera puede inscribirse en la plataforma web de Inside Out y enviar una foto suya o las de un grupo, las que serán imprimidas por el equipo de JR, con la condición de exponerlas en las calles. La gran rebelión es la tercera intervención que organiza Cunliffe, que anteriormente empapeló las paredes de Barrios Altos y la de la comunidad de Wayku, en San Martín, con las fotos de sus pobladores.
Las intervenciones en Tungasuca y Tinta quieren revalorar la memoria histórica de su gente: “Son los rostros de los descendientes ‘morales’ de Túpac Amaru II, aquí se gestó la primera gran rebelión contra la dominación española”, dice la fotógrafa. Recordemos que, en el siglo XVIII, José Gabriel Condorcanqui fue cacique de estos pueblos ubicados a más tres mil metros de altitud y el primero en pedir la libertad de Hispanoamérica y la eliminación de la explotación indígena.
“La figura de Túpac Amaru II se diluyó en el tiempo. Los españoles, tras capturarlo, mataron a toda su descendencia; luego Velasco quiso reivindicarlo, pero apareció el grupo terrorista MRTA, que se apropió de su imagen. Los tinteños le tomaron distancia”, agrega Cunliffe. Hoy estos cusqueños, golpeados por la pobreza y el abandono estatal, quieren revalorar a su héroe e impulsar una ruta turística, que tendría como punto de destino la que fuera su casa ubicada en Tungasuca.
Aunque estuvieron recelosos en el primer encuentro con el equipo de Cunliffe, rápidamente tomaron su aparición en Inside Out como una oportunidad para darse a conocer al mundo. Ahora sus retratos aparecen en la web del proyecto junto a los de gente de Egipto, Australia, Chile, México, Estados Unidos. Esperan que las autoridades concreten el asfaltado de la carretera que permitirá el ingreso de sus turistas. Ahí permanecerán sus rostros en escala gigante, pegados en sus calles, hasta que el tiempo haga su trabajo.
“Los pueblos quieren fierro y cemento, pero hay otra necesidad importante que es el desarrollo de su autoestima e identidad”, dijo Vito Suni, alcalde del distrito Túpac Amaru, el día que se pegaron los retratos de los pobladores en el mercado municipal de Tinta. Las calles de estos pueblos cusqueños se han convertido en espejos de aumento de los rostros de su gente, descendientes de valientes.