Desde muy niño, Abel Ortiz siempre estuvo familiarizado con las ollas y verduras, ya que su papá era chef y su mamá se desempeñaba como comerciante en un mercado del Callao. Pasado el tiempo, el joven empezó a trabajar y estudiar cocina a la vez, pero sus ganas de superación fueron tales que no le importaba dormir pocas horas para despertar antes de las 4.00 a. m. y regresar a casa a la medianoche. El futuro empresario nunca imaginó que una pollería lejos del Perú le llevaría al éxito.
A sus 18 años, el originario de Comas entró como practicante en Central, de Virgilio Martínez. También trabajó en los reconocidos restaurantes de Gastón Acurio y Mayta, donde encontró un gran reto: Jaime Pesaque le ofreció un importante cargo en Uruguay. Después de haber terminado sus tareas, Abel Ortiz recibe la oferta laboral en Hong Kong, la cual terminó aceptando, pero no analizó cuáles serían sus dificultades.
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El comeño estaba listo para afrontar a un país asiático, pero solo hablaba español. Luego de llegar a Hong Kong, Abel Ortiz atravesó por diferentes inconvenientes hasta que dominó a la perfección el cantonés y pasó a ser chef ejecutivo de tres restaurantes latinos. Además, decidió emprender un pequeño negocio y creó Chullschick, que ofrecía pollo a la brasa, tequeños, arroz chaufa, ceviche y otros platillos peruanos.
En 2016, el peruano, junto con su esposa, decidió abrir un local más amplio para acoger a más comensales y, 2 años después, retornó a Perú para realizar varios eventos benéficos. Se vio sorprendido cuando recibió uno de los mayores reconocimientos para un peruano en el extranjero por su destacada labor en la promoción del arte culinario peruano en Hong Kong. Actualmente, Ortiz es Marca Perú.
Abel Ortiz sigue adelante con sus sueños y continúa creciendo con su restaurante en Soho, Hong Kong. Está dispuesto a darle trabajo a más peruanos que residen en China. Además, la pollería está a cargo de su primo, quien también ha trabajado en Tanta y Embarcadero 41.