La Estatua de la Libertad, uno de los símbolos más reconocidos de la libertad y la democracia en el mundo, es mucho más que una obra arquitectónica impresionante. En su corona se encuentran siete rayos que han intrigado y fascinado a millones de personas desde su inauguración en 1886. Si bien estos rayos podrían considerarse elementos decorativos, encierran un significado profundo que ha perdurado a lo largo de los años.
Desde su construcción en la isla de la Libertad en la ciudad de Nueva York, la Estatua de la Libertad ha sido un faro de esperanza y un símbolo de bienvenida para los inmigrantes que llegaban a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. No obstante, más allá de su papel como puerta de entrada a la tierra de las oportunidades, los siete rayos que conforman su corona tienen un significado simbólico que trasciende fronteras y culturas.
PUEDES VER: ¿Cuál es la ciudad más antigua de EE. UU. y por qué es considerada un atractivo turístico?
Los siete rayos que adornan la corona de la Estatua de la Libertad simbolizan los siete continentes y mares del mundo. Esta representación encapsula la idea de la libertad y la conexión entre las diferentes partes del planeta. Desde su creación en 1886, este simbolismo ha perdurado, convirtiéndose en un ícono global de esperanza y unidad.
Asimismo, estos siete rayos llevan consigo un poderoso mensaje de inclusión y diversidad, recordándonos que la libertad es un derecho humano fundamental que trasciende las fronteras geográficas y culturales.
La Estatua de la Libertad tiene sus raíces en una colaboración histórica entre Francia y Estados Unidos. Diseñada por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, la estatua fue erigida en Francia como un regalo conmemorativo del centenario de la Declaración de Independencia de EE. UU. El proyecto fue financiado por ciudadanos franceses y estadounidenses, y el esqueleto interno fue diseñado por el ingeniero francés Gustave Eiffel, conocido por la Torre Eiffel en París.
En 1885, la estatua, oficialmente conocida como "La Libertad Iluminando el Mundo", fue desmontada en piezas y transportada a Nueva York. Allí, en la isla de la Libertad, fue cuidadosamente reensamblada. Desde entonces, se ha erigido como un símbolo perdurable de libertad y democracia, extendiendo su mano acogedora hacia millones de inmigrantes en busca de un nuevo comienzo en Estados Unidos.
La Estatua de la Libertad se ubica en New York. Foto: Pixabay
El color original de la Estatua de la Libertad no era el verde que vemos hoy en día, sino más bien un tono marrón cobrizo. La estatua está hecha de cobre, y cuando se completó en 1886, tenía un tono de bronce brillante debido al cobre recién expuesto a la intemperie. Con el tiempo, el cobre comenzó a oxidarse, formando una pátina verde que es lo que le da su característico color actual. Este proceso de oxidación comenzó poco después de la finalización de la estatua y continuó a lo largo de los años, hasta que adquirió el aspecto verde que conocemos en la actualidad.