Waldo León Cabanillas, además de escritor, es poeta y narrador. Nació y vive en Cajamarca. Y echa mano a todo ello para hacer sus creaciones, sobre todo ficciones literarias. Su último libro, Sin rastro de José y otros relatos canallas (Ed. Dos Pasos), reúne una decena de cuentos cuyos temas, como la muerte, la lealtad, la violencia y el misterio, se entrecruzan en todos sus relatos. Sus personajes transitan espacios urbanos, rurales, pero sobre todo van y vienen, a la manera rulfiana, entre los territorios de los vivos y de los muertos.
“Me seduce mucho traspasar los límites de lo lógico y racional en cuanto al tiempo y al espacio, sobre todo que no soy hermético en lo que distinguimos como persona, animal o cosa. Para mí todos son seres que pueden vivir y ser protagonistas en mis relatos”, detalla el escritor.
― Otra tensión que anima tus relatos es el desencuentro cultural, como el cuento “Sin rastro de José…”.
Exacto. Ese cuento se basa en un hecho real. Cuando yo era niño, a mi pueblo llegó un hombre de ciudad y fue quien nos trajo noticia de cómo eran las grandes ciudades. Nosotros, que solo vivíamos en nuestro pueblo, que era propiamente una aldea, nos describió, para nuestra imaginación, cómo era una metrópoli. Otro mundo de inventos y servicios urbanos
PUEDES VER: Las joyas bibliográficas de Mario Vargas Llosa
― O sea, les llevó la modernidad…
Sí, pero también nos describió los grandes males de la ciudad, sus vicios y sus taras, como quien nos dice que las ciudades no son paraísos. Se llamaba José, pero un día se murió y su tumba desapareció.
― ¿Cómo perfilas a tus personajes?
En mis libros no evito las tipologías ni las lides de la naturaleza humana, pero tampoco me esmero en perseguirlas, si tienen que llegar, pues las recibo, pero muy individualmente. El pastel de la razón y la motivación lo reparto con justicia. Me ocupo de que cada personaje, el apasionado, el indiferente, el violento, el pacífico, el cínico, etc., reciba lo necesario para desplegar su rol en la trama.
― ¿Te resulta complicado dosificar roles?
Bueno, como artesanos de ese universo que se busca crear, a ningunos les doy raigambres de héroes ni de villanos irrecuperables, pero sí les reconozco la capacidad de no ser total e irremediablemente absorbidos por sus circunstancias, aun cuando estas sean extremas.
― Escribes desde una región andina. ¿Cómo influye en tus personajes?
Allí, nuestra sociedad es bicéfala. Por un lado, por la globalización, está lo citadino y, por otro, nuestra tradición andina. Respecto a mis personajes, estos van necesariamente revestidos en función a esos dos planos culturales, que si bien es cierto no los contrasto a un nivel trágico-arguediano, tampoco pretendo simular una homogeneidad, que sabemos no existe. Con relación a esas tradiciones, creencias, mitos y costumbres, como a todo elemento literario, hecho mano de sus aristas reales, mágicas o racionalmente inexplicable, para poner en contexto mis contenidos narrativos que conforman el total de mis historias.