Una pausa a la ciencia ficción. El escritor peruano Carlos de la Torre Paredes —creador de la saga Herederos del Cosmos— levanta su voz, esta vez, por los acontecimientos que le enervan del presente y no los que imagina en el futuro. Su nueva novela “En el hampa” refleja a la Lima agrietada por tanta corrupción, ciudad donde los más avezados ejercen su poder, aunque se mantengan tensos por ese instinto de resguardar sus propias espaldas.
Dos personas, un bar y decenas de recuerdos: a partir de allí —la conversación inicial de los protagonistas—, esta literatura urbana explosiona liberando su pólvora entre el humo de los cigarros, tragos costosos, prostitución, líneas de cocaína, trampas entre pandillas, violencia extrema, perversiones y granadas de guerra. Casi y se puede oler y tocar todo lo que emana de las locaciones descritas mientras la trama avanza.
Pese a que no es posible dar fe de que el narrador en primera persona siempre cuente la verdad, sea como sea, debemos preocuparnos si las escenas de Carlos de la Torre no nos inyectan pavor, porque esta esfera de ficción abstrae y enfunda al lector en las pieles de los personajes. Eso solo significaría dos cosas: nos hemos vuelto reacios a actuar frente a la desgracia, la opresión; y ya no interesa que la clase política saquee lo más preciado con la impunidad como su aliada y amante.
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Te invitamos a leer esta entrevista al autor de “En el hampa”, libro editado por Torre de Papel y el octavo más vendido en ese stand durante la FIL Lima 2022.
Carlos de la Torre Paredes, junto a Rodolfo Muñoz, presentando en libro "En el hampa" como parte de la 26 Feria Internacional de Libro de Lima. Foto: Torre de Papel
—Con este libro, una vez más, demuestras tu versatilidad sumergiéndonos en las telarañas delincuenciales. Te alejas de la ciencia ficción.
—La ciencia ficción es un espacio en el que me siento cómodo, principalmente cuando abordo el universo de Herederos del Cosmos, que llevo años haciendo más y más grande. Es un género al cual suelo recurrir por impulso: tengo una idea, que se basa en algo específico que siento y, cuando avanzo, muchas veces se convierte en ciencia ficción.
Sin embargo, esto también me pasa con otros géneros. Considero que mi trabajo depende de mis emociones y mis sensaciones en momentos específicos. La verdad es que tengo textos demasiado diversos. En el caso de “En el hampa”, cuando empecé a escribirlo, me sentía muy molesto por temas académicos y laborales. Me gusta pensar que eso permitió que un día, al ver la televisión, fuese capaz de disfrutar el ritmo de un delincuente al hablar. La Policía acababa de detenerlo, pero él estaba muy confiado. Recuerdo que sentí una cadencia en la forma en que enlazaba las palabras, que eran jergas y lisuras, sus pausas reiterativas... había ‘música’. Rápidamente supe que era lo que necesitaba para expresar la frustración que sentía.
—Lograste representar la replana a tal nivel que por momentos los personajes principales parecen personas reales. ¿Cómo fue tu disociación como escritor para sostener esa tonalidad en tu novela?
—Fue intensa y muy divertida. Mi esposa dice que estuve muy malcriado ese tiempo, y es cierto. Escribí el primer borrador de la novela entre el 2015 y 2016, y recuerdo que fue mi etapa más procaz. Quería probar cómo sonaban muchas de las palabras que usé en el libro. Me gusta pensar que, de alguna manera, eso contribuyó a los diálogos.
—¿Esta novela ha resultado ser un desahogo para ti en cuanto a la coyuntura política de corrupción?
—Fue un desahogo. Creo que con todo. La coyuntura política y social me brindó el escenario para enmarcar a los personajes. La corrupción se encuentra tan extendida y la hemos interiorizado tanto, que incluso tras llevarla a extremos puede resultar verosímil.
—¿Crees que las escenas que muestras son así de despiadadas o la realidad supera a la ficción?
—Creo que la realidad supera la ficción. Hay muchos elementos de la realidad que tomé y que enmarqué en la novela. Tiroteos famosos o circunstancias delictivas recientes. Sin embargo, cada día pasan cosas tan terribles y cada vez con mayor grado de violencia... por lo que estoy convencido de que lo que relata el libro es solo una pincelada ficcional de la realidad.
Carlos de la Torre Paredes firmando ejemplares de "En el hampa". Foto: Torre de Papel
—Como politólogo y columnista, ¿dirías que la corrupción en el Perú ya tocó fondo? ¿Avizoras que el aparato estatal se seguirá pudriendo o existe algún recurso de escape?
Lamentablemente, parece que estuviéramos a punto de llegar a una implosión institucional que puede significar un retroceso democrático. Hay una especie de entrampamiento en la guerra institucional que vivimos, lo que evita que la economía se desmorone por completo. Es como si el punto muerto en el que se encontrara el país hubiese puesto todo en un limbo que permite mantener las cosas más o menos como están, pero sin capacidad de crecer. Cuánto durará, es difícil de saber. Esperemos que la salida a esta crisis se dé en el marco constitucional.
—Por momentos, el protagonista reflexiona y deja en un segundo plano al hampa para advertir de los peligros que implican unirse a quienes llama “familia”. ¿Hubo intención de llevar su raciocinio o juicios morales? ¿Eran solo arrebatos de él cuando la droga se iba de su organismo?
—Necesitaba que el personaje se desprendiera de todo. Si contaba su historia, era justamente para quitarse un peso de encima antes de morir. El que estuviera tan ebrio y drogado contribuyó a que entrara en ese viaje introspectivo. A pesar de su violencia, quería que fuera un personaje del que se desprendieran atisbos de sabiduría.
—La atmósfera de la novela es, tal vez, el elemento más destacable. Sangre, matanza, venganza, crueldad, la suciedad urbana, pases de drogas, lanzamisiles, la frialdad humana y otros ingredientes consiguen enganchar al lector y encender sus alertas, como si a él también le fuera a caer una granada en esa convulsión que toma referencias de nuestra historia reciente. ¿Cómo trabajaste específicamente estas capas?
—La atmósfera se basó en una decisión estética de narrar desde la objetividad pura del diálogo. Toda la novela es una conversación entre dos amigos, que se encuentran para tomar unas cervezas. Para lograr eso, me preocupé mucho por el ritmo, era lo más importante: que sonara como una conversación real que se puede tener en un bar.
La crueldad, las matanzas, muchas las saqué de nuestra historia reciente que ha sido registrada por la prensa. Hay referencias claras. Otras fueron producto de mi imaginación. Tenía que convertir a Lima en una zona de guerra. Bandas criminales peleando por territorios, narcotraficantes dispersos en las altas esferas del poder, drogas y sexo en el mundo mediático… es todo lo que sabemos que existe llevado al extremo.
Me imaginé que estuviéramos como México, en algunas zonas, y agregué elementos de acción que me divierten mucho, algunos muy extravagantes e irreverentes. Tiene que ver con mi relación con los videojuegos.
También jugué con diversas etapas de mi vida misma, con la intención de ambientar al personaje en un barrio creíble. Los personajes, todos, tienen elementos de gente que conozco; las historias y anécdotas están por todas partes, transformadas en algo grotesco y bizarro que busca ser un shot de adrenalina.
“En el hampa” puede ser adquirido desde la página web de Torre de Papel Ediciones o en las librerías físicas de Communitas y Lancom. El próximo mes también se venderá en Crisol.