Los agricultores británicos se manifestaron este miércoles con sus tractores frente al Parlamento, en el centro de Londres, para protestar contra un controvertido impuesto de sucesión en determinadas granjas, anunciado recientemente por el gobierno laborista.
"No muerdas la mano que te da de comer", decía uno de los carteles de los manifestantes, mientras los tractores estacionados frente a Westminster hacían sonar sus bocinas.
"Este impuesto es la gota que colma el vaso", afirmó William Pickering, de 44 años, propietario de una granja en Tunbridge (Kent), en el sureste de Inglaterra.
"Esperemos que el gobierno vea que es un error y que lo suprima", añadió.
A su lado, su hija Grace, de 16 años, teme no poder hacerse cargo de la granja familiar.
"Tendríamos que vender los campos y la granja ya no sería viable, porque no habría suficiente tierra para cultivar", señaló.
Hasta ahora, las granjas británicas podían beneficiarse de una exención del impuesto de sucesión sobre sus bienes y propiedades, una medida destinada a facilitar el traspaso de las granjas y que continuarán su labor.
Pero el Gobierno anunció el 30 de octubre que esta exención dejaría de aplicarse a las explotaciones de un valor superior a un millón de libras (1,27 millones de dólares), a partir de abril de 2026.
Las propiedades estarían sujetas a un impuesto del 20%, la mitad del tipo de las tasas de sucesión.
El ejecutivo laborista estima, sin embargo, que el umbral real a partir del cual se pagarían estos impuestos de sucesión podría ascender a 3 millones de libras (3,82 millones de dólares), debido a las reducciones previstas cuando una pareja desea traspasar su negocio a un hijo.
"La gran mayoría de los agricultores no se verán afectados", aseguró el miércoles el primer ministro, Keir Starmer, en el Parlamento.
"Invertiremos 5.000 millones de libras (6.376 millones de dólares) en la agricultura durante los próximos dos años, una cantidad récord en un presupuesto", añadió.
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