El G20 cooperará para que los superricos paguen "efectivamente" impuestos, según la declaración final de la cumbre del grupo abierta este lunes en Rio de Janeiro, una decisión saludada por economistas y organizaciones como Oxfam.
"Con total respeto a la soberanía tributaria, procuraremos involucrarnos cooperativamente para garantizar que individuos con patrimonio neto ultraalto sean efectivamente tasados", indica el texto.
"La cooperación podría implicar intercambio de mejores prácticas, el fomento de debates sobre principios tributarios y el diseño de mecanismos contra la evasión fiscal, incluido el abordaje de prácticas tributarias potencialmente perjudiciales", agrega la declaración.
Un impuesto especial sobre la riqueza de los multimillonarios fue una de las grandes apuestas de Brasil al presidir el G20, junto a otras iniciativas de avanzada social como la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que lanzó el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
"La cooperación tributaria internacional es crucial para reducir desigualdades", dijo el izquierdista Lula este lunes en la apertura de la cumbre, en el Museo de Arte Moderno de Rio.
"Un impuesto de 2% sobre el patrimonio de individuos superricos podría generar recursos del orden de 250.000 millones de dólares por año para ser invertidos en el enfrentamiento de los desafíos sociales y ambientales de nuestro tiempo", agregó el mandatario, un antiguo obrero metalúrgico y dirigente sindical.
El presidente argentino, el ultraliberal Javier Milei, aliado del estadounidense Donald Trump, objetó este punto, entre otros, al firmar la declaración final.
El economista Gabriel Zucman, uno de los impulsores de la idea, celebró la decisión de los líderes de las 20 mayores economías como "histórica".
"Ahora es el momento de pasar de las palabras a la acción y poner en marcha una negociación internacional inclusiva, que se extienda más allá de los países del G20, sobre la reforma de la tributación de los superricos", instó Zucman en un comunicado.
Oxfam elogió el lunes a los gobiernos del G20 "por su compromiso innovador", pero dijo que seguirá trabajando hasta que se establezcan impuestos a las grandes fortunas para reducir "drásticamente la desigualdad y recaudar los billones de dólares necesarios para enfrentar las crisis climáticas y la pobreza".
Los ministros de Finanzas del G20 ya se habían comprometido en una reunión en Rio en julio a "cooperar" para gravar a los multimillonarios, aunque sin acordar la creación de un tributo global.
A pesar de que no se llegó al objetivo máximo, aquel consenso ya había sido celebrado por diversas oenegés y los impulsores de la iniciativa, entre ellos Zucman y Joseph Stiglitz.
Desde ese momento, sin embargo, ya era clara la oposición de algunos países, especialmente de Estados Unidos, a la idea de imponer un gravamen global para los más pudientes.
Según Oxfam, en las dos últimas décadas, la riqueza que posee el 1% más adinerado de los países del bloque aumentó casi un 150% en términos reales (68,7 billones de dólares).
Esa población controla el 31% de la riqueza total, frente al 26% que tenía hace dos décadas. La población más pobre, en cambio, ostentaba menos del 5%, respecto al 6% anterior, de acuerdo con la ONG.
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