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Agencias

Fallece Arthur Frommer, cuyos guías turísticas enseñaron a viajar a los estadounidenses


Arthur Frommer, que enseñó a los estadounidenses tras la II Guerra Mundial que no era necesario ser rico para disfrutar de unas vacaciones maravillosas en Europa, falleció el lunes a los 95 años, informa este martes la prensa local.

Su libro de referencia "Europa por 5 dólares al día: Una guía para viajes baratos", publicado en 1957, ha sido la guía de cabecera de millones de turistas que se fue actualizando todos los años hasta 2007. Solo que para entonces viajar al viejo continente se había encarecido un poco: "Europa desde 95 dólares al día".

Frommer falleció por complicaciones de una pulmonía, confirmó su hija Pauline Frommer a la cadena de televisión CBS News.

"Mi padre abrió el mundo a tanta gente", dijo su hija. "Creía profundamente que los viajes podían suponer una actividad iluminadora que no necesitaban de un gran presupuesto", dice citada por la cadena.

Inicialmente escribió una pequeña guía de 120 páginas de la que publicó 5.000 ejemplares que pagó de su bolsillo destinada a los soldados estadounidenses estacionados en Europa, pero cuando vio que desapareció inmediatamente, publicó en 1957 la que se convertiría en referencia del género para decenas de millones de turistas.

Para mediados de la década de 1960, vendía unos 300.000 ejemplares al año, según el diario The New York Times.

Para 1977, su catálogo de guías incluía más de 300 destinos, de las que vendió más de 75 millones de ejemplares, una industria que se vio afectada por la aparición de internet, aunque siempre creyó que seguía habiendo una demanda por las guías de viaje de calidad.

Su primera guía estaba destinada a los "turistas estadounidenses que no poseen pozos de petróleo en Texas o no son familiares del Aga Khan, que no se han hecho ricos en Las Vegas y todavía quieren disfrutar de unas maravillosas vacaciones europeas", recuerda el diario neoyorquino.

Fromm consideraba que la gente sin mucho dinero aprendía más y aprovechaba mejor sus viajes. Para ello había que cumplir una serie de reglas: no viajar en primera clase, viajar con poco equipaje, alojarse en pensiones, comer en restaurantes recomendados por los locales y hablar con la gente y viajar en transporte público.

Y sobre todo, si vas a Venecia, "aléjate de las góndolas" que se podían comer la mitad del presupuesto para el día (¡3 dólares!).

Políglota -hablaba alemán, francés y ruso-, este hijo de madre polaca y padre austriaco estuvo destinado en una unidad de inteligencia en Alemania, lo que le permitió desarrollar su pasión por los viajes en Europa.

af/dga