Tecnología

¿Sabías que Steve Jobs quería que Pixar fuera solo una compañía de computadoras?

El genio detrás de Apple es uno de los responsables directos del nacimiento de la industria del cine de animación en 3D.

El papel de Jobs en Pixar no es tan conocido, pero es una de las mejores muestras de su certera visión. Foto: Composición LR
El papel de Jobs en Pixar no es tan conocido, pero es una de las mejores muestras de su certera visión. Foto: Composición LR

En 1995, el lanzamiento de Toy Story, primer largometraje completamente animado en 3D de la historia, inició lo que tan solo años más adelante sería una de las industrias del entretenimiento con mayores ingresos. El cine de animación por computadora había nacido de la mano de Pixar, que por entonces no era más que un reducido grupo de profesionales dedicados a una sola tarea: contar historias usando la nueva tecnología que estaba disponible. Steve Jobs, fundador de Apple, tuvo mucho que ver con este hecho, aunque los detalles son comúnmente desconocidos.

Por ejemplo, es sabido que, en un inicio, a Jobs le interesaba poco a nada la industria del entretenimiento. No era cuestión de gustos, sino de experiencia. El genio del marketing había fundado Apple en una cochera y, hasta entonces, en su carrera solo se había preocupado por software y hardware, mas no de lo que otros hagan con ella.

Tras la fatídica salida de Jobs de Apple en 1986, pasó poco tiempo hasta que contactó con el equipo de Pixar que, por entonces, ni siquiera se llamaba así. Este team estaba conformado por personajes como Ed Catmull y John Lasseter (que se unió después), quienes tomarían importante protagonismo más adelante.

Se trataba de un grupo que, desde el inicio, tenían una meta fija: crear la primera película animada por computadora de la historia. Primero se llamaron Computer Graphics Lab, pero pronto enfrentaron riesgo de quiebra y la mayoría de ellos fueron a trabajar al mando de George Lucas, en la división computacional de Lucasfilm.

Ed Catmull (expresidente de Pixar), Steve Jobs y John Lasseter (animador principal), en 1995, previo al estreno de Toy Story. Foto: Pixar

El papel de Jobs en Pixar no es tan conocido, pero es una de las mejores muestras de su certera visión. Foto: Composición LR

Para inicios de los años ochenta, las dificultades de un proyecto de semejante ambición volvieron a aparecer. No había dinero, y, pronto, George Lucas (que ya había trasladado a muchos de los miembros a Industrial Light & Magic, la división encargada de los efectos de Star Wars) buscó vender al equipo misma al mejor postor.

Es ahí donde aparece la figura de Steve Jobs, recién despedido de Apple, empresa que él mismo fundó, y en busca de su próxima aventura en cual poder invertir. A Jobs, por supuesto, le interesaba mucho la evolución del hardware, que por entonces no era del todo emocionante, pero había un futuro. En poco tiempo, fundó NeXT (con la que crearía computadoras con gráficos avanzados) y, de un momento a otro, se le presentó la posibilidad de involucrarse con Pixar (por entonces, The Graphics Group).

Jobs compró la división del propio George Lucas por cinco millones de USD, en 1986. Desde aquí, la empresa pasó a llamarse Pixar y tuvieron que pasar nueve largos años para que por fin pudieran lanzar su primer largometraje. ¿Qué pasó en todo ese tiempo?

Pixar pudo ser otra NeXT

Según revela Lawrence Levy, primer CFO de la compañía, en su libro “De Pixar al cielo”, los primeros años de Jobs al mando de Pixar fueron de un simple mecenazgo aparente. Al CEO no le interesaba demasiado el hecho de contar historias, sino tener una excusa para mostrar qué tanto había avanzado la tecnología de gráficos en 3D. Eso, naturalmente, creó ciertas fricciones entre el equipo y su jefe, pero ciertamente fue Jobs quien evitó que Pixar se vaya a la quiebra durante sus primeros años.

“Las ventas de software de Pixar y los comerciales de animación generaban algunos ingresos, pero no bastaban para cubrir gastos. ¿Cómo los cubrían? Cada mes, Ed Catmull y compañía visitaban a Steve y le comentaban a cuánto ascendía el déficit. Él entonces les extendía un cheque”, revela Levy en su libro.

Pese a esto, Catmull comentaba que a Jobs no le hacía demasiada gracia tener que invertir tanto, pese a que lo hacía: “Cuando Pixar se convirtió en filial de Lucasfilm, Steve quiso invertir en una empresa de hardware. Estábamos desarrollando un computador gráfico de alto nivel. La animación no era más que una forma de mostrar la tecnología. En 1991, cerramos la sección de hardware”.

Con el paso de los años, Steve Jobs pudo adoptar la visión que el equipo de Pixar tenía en mente. Ya no era tanto de mostrar qué capaces son las computadoras, sino para usarlas para crear el mismo nivel de profundidad y narrativa que, por ejemplo, Disney, lograba en sus largometrajes.

“No somos una empresa de tecnología”

Muestra de que Jobs entendió este punto de vista es una entrevista en los primeros días de estreno de Toy Story en 1995. “Ed me contó sobre su sueño y me mostró en qué estaba trabajando su equipo. Quedé asombrado. Esto estaba mucho más allá de cualquier cosa que haya visto. Me involucré en este sueño tanto espiritualmente como financieramente, compramos la división y fundamos Pixar. Nos tomó 10 años hacerlo. Tomó tiempo porque fuimos pioneros en muchas cosas. Como John (Lasseter) dice, no nos vemos como una compañía de tecnología, sino de entretenimiento. Toda esta tecnología, realmente, está al servicio del storytelling y de la gente creativa. Las computadoras no hacen animación, solo dibujan. Los animadores son los que actúan, no las computadoras”.