El metaverso de Zuckerberg: ¿conectados y vigilados todo el tiempo?

La idea de un metaverso, un espacio alternativo en el que la vida se construye a partir de una realidad virtual, no es nueva. Basta con darle una mirada a las novelas de cyberpunk, subgénero de la ciencia ficción que aborda temas como los conflictos sociales con las nuevas tecnologías, para identificar cómo una distopía (por ejemplo, una pandemia) fuerza a las personas a migrar hacia un nuevo mundo, formado por el ciberespacio, la inteligencia artificial, las megacorporaciones, los hackers y otros elementos.

Un guiño a esto fue mostrado justamente en el spot publicitario que presentó Mark Zuckerberg al momento de anunciar no solo el cambio de nombre de su empresa, sino su propio metaverso. ¿La diferencia? Las imágenes eran de un escenario colorido, donde unos avatares permitían reuniones con familiares y amigos o asistir a fiestas y conciertos gracias a unos lentes de realidad virtual.

“¿No es esa la máxima promesa de la tecnología? ¿Estar con cualquiera para poder teletransportarse a cualquier lugar y crear una experiencia de cualquier cosa?”, se preguntaba la cabeza de Meta, mientras hacía el lanzamiento de su nueva creación.

De la ciencia ficción a la realidad

El término metaverso fue empleado por primera vez en la novela Snow crash de Neal Stephenson, publicada en 1992, para describir un ciberespacio donde los personajes interactúan por medio de hologramas. De igual forma, esta idea también ha sido empleada en películas como Ready player one, de Steven Spielberg, o en otras novelas del género cyberpunk como Neuromante (1984) de William Gibson, una de las más importantes de su género.

En el caso de la corporación de Zuckerberg, tal vez hay más realidad de lo que aparenta. Para Eduardo Villanueva, profesor principal del departamento de Comunicaciones de la PUCP, doctor en ciencia política y licenciado en bibliotecología y ciencias de la información, la nueva propuesta del magnate no es diferente a lo que ya existe: “No creo que sea fundamentalmente distinto a lo que ya hace Facebook como corporación. El negocio de Facebook es uno solo, que es tener toda la información posible de la gente para venderla en publicidad”.

Tampoco implicaría un cambio radical a la forma en cómo nos relacionamos en la actualidad.

“Estamos ya bastante metidos en una etapa donde la gente interactúa con mucha flexibilidad entre lo virtual y lo real”, señala Villanueva. “Lo que más me preocupa es que Facebook siga haciendo lo que ha hecho todos estos años, que es explotar los intereses de las personas para su propio beneficio”, agrega.

Estar siempre conectados

Entonces, ¿qué es realmente lo que nos está proponiendo Zuckerberg?

Para Jaime Bailón, investigador del Instituto de Investigación Científica (IDIC) y catedrático de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lima, la respuesta es clara:

“La idea es que estés conectado todo el tiempo, esto es un poco la concepción básica del metaverso. Que no tengas necesidad de estar atado a un dispositivo para que esa conexión se dé, sino solo a través de estos anteojos; y conforme la tecnología vaya avanzando todo será todavía más portátil”.

De igual manera, la posibilidad de que esta nueva propuesta inmersiva ocasione que más personas sufran del síndrome del FOMO (Fear of Missing Out) —un tipo de ansiedad social que se caracteriza por tener un deseo de estar continuamente conectados con lo que otros están haciendo— sería solo uno de los problemas que traería el metaverso. También podría estar en juego nuestra privacidad.

“Que tu conexión con el mundo virtual sea total trae a colación que las posibilidades de vigilancia sean absolutas. Es algo que hay que tomar muy en cuenta”, advierte Bailón.

La mecánica de la atención

Antes del anuncio del cambio de imagen de Facebook, la empresa se vio asociada a una serie de denuncias y escándalos. Una de las acusaciones más relevantes fue la de Frances Haugen, una extrabajadora de la compañía que testificó ante el Senado de Estados Unidos que las plataformas de la compañía “dañan a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia”. Todo esto tras la filtración de varios archivos de Facebook donde se cuestionaba la ética de la empresa.

Según Eduardo Villanueva, la necesidad de inventar o reformular la imagen de la red también estaría asociada al contexto actual y al miedo a una regulación que pondría en peligro la existencia de la corporación.

“Esencialmente Facebook ha funcionado durante todos estos años como una empresa de telecomunicaciones”, comenta Villanueva sobre la forma en la que opera la red social. “Decide lo que vemos, no como un teléfono sino como un servicio de información o como un medio de prensa y eso se está empezando a discutir en serio no solamente entre académicos sino a nivel político en muchos países”, afirma el especialista en ciencias de la información.

De esta forma, el punto central del conflicto estaría en el modo en que Facebook hace uso de su alcance para manipular la atención de los usuarios. Una de las acusaciones más graves que se hicieron en los documentos internos de la red social fue el caso de Stop the steal, donde se concluyó que la compañía no había impedido que el movimiento —manejado por partidarios del presidente Donald Trump que fomentaban la idea de que hubo un fraude electoral en las elecciones del 2020 en Estados Unidos— usará la plataforma para promover la violencia e incitar los disturbios ocurridos el 6 de enero en el Capitolio.

“Los algoritmos de Facebook no están diseñados para crear la realidad, sino para envolverte en una realidad. Si eres una persona que cree que Trump ganó las elecciones o que el comunismo está apunto de alinearse al Perú, entonces te va empujar a esa dirección”, concluye Villanueva.

Concentración del poder y vigilancia

Otro de los ejes a tomar en cuenta con relación al conglomerado de redes sociales Meta es que solo es manejado por una persona: Mark Zuckerberg, quien es, además, alguien con mucho dinero. Si bien el último 4 de octubre del 2021 la empresa sufrió una caída total de sus servicios, perdiendo alrededor de 5.900 millones de dólares, esto solo le restó un puesto al magnate de la tecnología en el ranking de las personas más ricas del mundo; ahora se encuentra sexto lugar con una fortuna que alcanza los 117.000 millones de dólares.

En esa línea, el investigador Jaime Bailón ofrece una mirada crítica sobre cómo estas grandes empresas pueden afectar nuestra libertad al tener tanto acceso a nuestros datos personales y concentrar este poder de información en muy pocas manos.

“Lo que estamos viendo ahora es una suerte de nueva Edad Media, donde estos ‘reyezuelos’ del mundo de las corporaciones digitales son los que de alguna manera detentan el poder económico, el poder político y, además, tienen información de todo el mundo”, afirma Bailón.

Asimismo, esto también refleja el grave problema de desigualdad en el acceso de la información, donde como usuarios nos vemos totalmente expuestos a las grandes empresas que manejan toda esta data, mientras ocultan sus acciones.

“El eje de una sociedad democrática es que los actos de las organizaciones que detentan el poder de alguna manera sean públicos, pero no pasa con estas corporaciones. Todo se hace a puertas cerradas”, concluye el especialista.

Aún no queda del todo claro cómo funcionará la nueva propuesta de Zuckerberg o la acogida que tendrá entre los usuarios, pero tenemos claro que el metaverso está cerca de ser una realidad.