En defensa de la playa, por Eliana Carlín

 Martín del Pomar, exalcalde que autorizó la concesión en el año 2005, ahora pide votos para ser senador por el partido Libertad Popular.

El caso de Las Sombrillas (Barranco) ilustra bien el desprecio de nuestras autoridades por sus electores y por nuestra ciudad. Lima es una capital con el privilegio de estar ubicada frente al Pacífico, y con ese privilegio nuestras autoridades hacen prácticamente nada. Ya es suficientemente malo que no se aproveche nuestro recurso, pero que se le quiera destruir es ya aberrante.

Es usual hablar de la forma en que Lima ha venido cercenando parques a lo largo de los años, poniendo un obituario a la otrora “Ciudad Jardín”. Hasta hace unos años, Lima tenía 2.4 m² de área verde por habitante, cuando ciudades de las dimensiones de Lima tienen entre los 7 y 9 m² de jardines. Ya que los espacios públicos escasean, las familias los suelen reemplazar por zonas de juegos y alimentos de centros comerciales, en los que incluso se les ha caído ya el techo encima.

Sin embargo, mutilar parques y jardines no es la única forma de privarnos de espacios públicos y gratuitos de esparcimiento. El mar de Lima es una de las pocas dichas que los limeños tenemos derecho a disfrutar en esta ciudad.

En este contexto es un despropósito del urbanismo que se pretenda privatizar 10 000 m² frente a la playa Las Sombrillas para construir un mall, con restaurantes de lujo y un casino. Todo este cemento se construiría violando la protección de los 50 m en los que no se puede construir en paralelo a la línea de marea. La norma que protege esa franja no es retroactiva, pero tampoco es reversible el daño que se hace al ecosistema al llenar de cemento las playas.

¿Es que acaso el mar puede lotizarse sin más como si se tratara de cualquier terreno? ¿Dice algo al respecto la Autoridad del Proyecto Costa Verde? Martín del Pomar, exalcalde que autorizó la concesión en el año 2005, ahora pide votos para ser senador por el partido Libertad Popular. ¿Libertad? Para los inversionistas, pero no piensan mucho en la libertad de los limeños y limeñas que tenemos derecho a disfrutar de nuestras playas sin tener que atravesar un centro comercial para llegar a él. En este punto, judicialmente la Municipalidad de Barranco ha perdido en sus intentos por frenar la toma del área mencionada.

Ahora queda que la ciudadanía organizada ejerza presión para defender nuestro espacio público.