Colectivo de mujeres diversas, desde diferentes trayectorias, tendencias políticas, territorios y experiencias, que se levantan en voz unida con el...
*Patricia Arévalo Majluf, editora y comunicadora.
Solíamos tener algunas certezas, o creíamos que todos coincidíamos sobre algunos temas básicos: los derechos humanos, la justicia, la equidad, el respeto, las formas, la compasión, la ley. Esos valores se han vuelto relativos y han dejado de ser sentido común. Ser políticamente correcto es hoy algo malo, como si ser incorrectos fuese mejor; creíamos que habíamos dejado las guerras atrás, que el sistema de naciones nos protegía, pero vemos que no es así. Vemos surgir en todo el mundo regímenes autoritarios donde solo existe una verdad: la que impone la fuerza.
La separación de poderes es lo único que nos protege de la arbitrariedad, y hasta ahora el equilibrio lo ha dado, a pesar de todos sus problemas, el sistema de justicia, nacional y supranacional. Su independencia permite que podamos hacer valer nuestros derechos y no estemos sometidos a venganzas políticas o a leyes que promuevan la impunidad.
Cuando el justiciable tiene el poder de cambiar los términos en los que debe ser juzgado, la ley se usa y modifica según convenga. Lo vemos en el Legislativo y el Ejecutivo: me subo el sueldo a mí misma; si no llego a la edad límite para ser senador, no importa, igual puedo postular si ya fui congresista; hago una ley de amnistía para mis amigos; impido que tal o cual, que me pueden ganar, logre postular. La presidenta y muchos congresistas tienen carpetas fiscales abiertas, en muchos casos por delitos muy graves, y es crucial para ellos controlar el sistema.
En este contexto, donde además casi toda la población desaprueba a los poderes del Estado, el Congreso quiere hacer una reforma integral del sistema de justicia, mientras, con la anuencia del Ejecutivo, manejan a quienes supervisan y nombran a jueces y fiscales. Miremos bien quiénes son y no los dejemos ganar. #PorEstosNo

Colectivo de mujeres diversas, desde diferentes trayectorias, tendencias políticas, territorios y experiencias, que se levantan en voz unida con el objetivo común de rehabilitar la esperanza en la construcción del país. Se comprometen y convocan a un diálogo abierto, y a tejer lazos para contribuir a un proyecto democrático que impidan que el autoritarismo y la corrupción se apoderen de las instituciones.