¿Patriotismo de antes o patriotismo de ahora?

En casi toda América Latina, el patriotismo, como faceta más intensa del nacionalismo, se ha definido como una toma de distancia frente a la prepotencia de Washington.

¿Hay un nuevo patriotismo en el continente? Empieza a haber, pero unos se notan más que otros. El de los EE. UU. es evidente, y se parece mucho a sus otros tiempos de rapiña. Los canadienses están viviendo un patriotismo que es una reacción al maltrato de Donald Trump. El patriotismo de México es habitual, y si hay uno nuevo, no es fácil de reconocer.

En casi toda América Latina, el patriotismo, como faceta más intensa del nacionalismo, se ha definido como una toma de distancia frente a la prepotencia de Washington. Aunque en el pasado las élites encontraron la manera de acomodarse a la teoría del patio trasero. Ser antiyanqui fue, desde los años 20, la forma radical de ser patriótico.

La globalización y el fin de la Guerra Fría cambiaron las cosas. Los países empezaron a ser vistos como socios comerciales, con los EE. UU. entre los dos socios más importantes. Solo los países gobernados por agentes soviéticos (hoy rusos) se dieron a practicar un patriotismo antiyanqui vistoso y pugnaz. Son minoría, y siguen en eso.

Ahora, con sus gestos y sus aranceles, Trump ha puesto a prueba los resabios patrióticos de la región. Es cierto que en eso Canadá tiene mucho más que perder, y el trato ha sido algo mejor al sur del río Grande, pero igual la reacción de Ottawa viene siendo bastante más patriótica que la de buena parte de América Latina.

El Perú es un buen ejemplo de lo anterior. La imposición de los nuevos aranceles de Trump fue recibida sin mayores protestas, más bien con agradecimiento de que ellos no fueran más altos. Fuimos más trejos frente a las malacrianzas de México, Colombia o Venezuela. Pero Washington es Washington, y el patriotismo tiene sus límites.

Canadá ha firmado un acuerdo con la Unión Europea, buscando un mejor margen de negociación con Trump. Nosotros haríamos bien en remozar el multipatriotismo integracionista de otros decenios, y presentar un mejor frente a los tiempos que vienen. Es cierto que hay cuestiones de ideología y conducta que complican las cosas. Pero el esfuerzo merece hacerse.

Es importante, además, que un nacionalismo y un patriotismo en retirada no le cedan el paso a un peligroso patrioterismo de sustitución. Esta es una costosa lección del siglo XIX, y es de esperar que ya la tengamos aprendida.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).