Opinión

La crisis en el fútbol

El allanamiento a la sede de la Federación Peruana de Fútbol es la punta del iceberg.

La salida de Agustín Lozano de la Federación Peruana de Fútbol se hace indispensable para lograr superar la larga crisis del deporte de multitudes. La reciente intervención de la Fiscalía en la sede de la organización privada es solo la punta del iceberg, pero no es el único de los múltiples problemas existentes.

La investigación fiscal contra Lozano y otros 11 directivos es de supuestos pagos ilegales a clubes de provincias durante los últimos años. La Fiscalía solicitó documentación no proporcionada por la FPF, y por ello un juez ordenó el allanamiento practicado esta semana.

El fiscal Chávez Cotrina indica que una hipotética organización criminal ha infiltrado a la entidad deportiva y que sus maniobras han perjudicado económicamente a la institución. “Este es un tema netamente delictivo. El fútbol puede continuar”, ha dicho el jurisconsulto.

En respuesta, Lozano ha señalado que no piensa renunciar y que nadie ha solicitado su separación. Pero hay cuatro clubes —Alianza Lima, Melgar FBC, Cienciano y Binacional— que sí han pedido su salida para reorganizar el balompié y superar el caos y desprestigio en su historia.

Además de los problemas financieros y económicos de la directiva de la federación, que no tiene ni siquiera los poderes legales para realizar cualquier negociación, según información de la Sunarp, se ha querido obligar a los clubes a suscribir contratos de transmisión con una señal de televisión que no está debidamente autorizada por ellos, lo que ha producido cancelaciones de partidos ya pactados, como una forma de obligarlos a aceptar la transmisión vía 1190 Sports.

Esta visión autoritaria de Agustín Lozano se suma al desmanejo de la institución que ha logrado sostener a la actual directiva con supuestas prebendas a socios menores en detrimento de los clubes de fútbol con mayor presencia y mayor número de seguidores como Alianza Lima.

No ha bastado que la federación haya tenido sobre sus hombros el desprestigio por las denuncias contra Manuel Burga por casos de corrupción comprobada en la FIFA, y ahora tiene que arrastrar otra denuncia de corrupción. Es el momento de pensar seriamente en limpiar al fútbol profesional de estos lastres que están llevando al fútbol a una situación límite, lo cual afecta el prestigio y la necesidad de modernización que requiere el hincha peruano.