Opinión

El círculo se cierra

EE. UU., dispuesto a sacar adelante nuevas elecciones en el Perú.

Las declaraciones del influyente Brian Nichols pueden entenderse como un llamado al Gobierno y al Congreso para que abandonen el ping pong para ver quién decide el adelanto de elecciones. El país del norte ha señalado que el camino que queda para el retorno a la democracia es la convocatoria a comicios generales lo más pronto que se pueda.

“Esperamos que la presidenta Boluarte y el Congreso puedan llegar a un acuerdo para avanzar las elecciones y los peruanos puedan confiar en la democracia”, expresó en una conferencia dictada en la Universidad George Washington de la capital estadounidense. Nichols se desempeña como subsecretario del Departamento de Estado para América Latina.

La fragilidad democrática peruana ha quedado demostrada por los cambios sucesivos de presidentes que se llevaron a cabo en el país a partir del 2017. También por los continuos fracasos del Congreso para lograr consenso en relación con el adelanto de elecciones. En su intervención en la universidad norteamericana destacó que el Gobierno del presidente Biden observa “atentamente” los acontecimientos en el Perú.

Esta observación llega un día después que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos enviara una comunicación al Gobierno peruano para que informe pormenorizadamente acerca de las denuncias sobre violaciones sistemáticas de los DDHH durante las movilizaciones de ciudadanos en protesta contra el Gobierno de la presidenta Boluarte, el adelanto de elecciones y el cierre del Congreso.

El organismo internacional ha dado cuenta de las muertes producidas por el uso excesivo de la fuerza en el caso de las FF. AA. y policiales, la detención ilegal, la represión contra las manifestaciones y una permanente vocación de ilegalizar la protesta legítima bajo el empleo del amedrentamiento, la amenaza, la discriminación, con la intención de recortar “los espacios cívicos”.

Esta posición crítica sobre lo ocurrido en los últimos meses coloca al Gobierno frente a una disyuntiva que tendrá que enfrentar. En primer lugar, absolver claramente los interrogantes que surgen a raíz de la muerte de decenas de peruanos durante las protestas, con indicios de haber recibido impactos de bala de uso estrictamente castrense en la cabeza o tórax en puntos que estaban alejados de la zona de los enfrentamientos.

En segundo lugar, definir su condición de Gobierno de transición con fecha cierta de cese. El Congreso, por su parte, deberá establecer su posición ante el adelanto de elecciones, sin mayor dilación ni leguleyadas, para proteger un bien infinitamente superior que el sueldo mensual y que las gollerías del cargo: la democracia en el Perú.