Un hombre encontró a un bebé abandonado en un metro hace 21 años, ahora comparte su historia

Danny Stewart encontró a un bebé hace 21 años en el metro de Nueva York, Estados Unidos, lo habían abandonado. Lo adoptó junto con su ahora esposo y actualmente son una familia, quienes han compartido su historia a través de un libro para niños, el mismo con el que el joven conoció su biografía.

Pete Mercurio, quien en ese entonces aún era solo su socio, había acordado una cena con Danny en agosto de 2000. Sin embargo, la misma no se concretó, pues Pete recibió una llamada de Danny en donde le dijo que llegaría tarde, debido a que halló a un bebé recién nacido y que llamaría al 911 desde un teléfono público.

Mercurio, autor del libro sobre el inesperado encuentro, conversó con CNN y narró la noche que lo llevó a terminar criando un bebé como si fuera suyo.

Stewart, un trabajador social, vio un bulto pequeño con una polera encima en una estación que se encontraba vacía en ese momento. Cuenta que en un comienzo él pensó que se trataba de un muñeco, pero descubrió que era un bebé cuando movió su pierna, incluso, dice que tenía aún el cordón umbilical.

El bebé con solo horas de nacido

“De hecho, había intentado subirse a un tren expreso y no podía hacerlo”, recuerda Mercurio sobre el camino de Stewart ese día. “El hecho de que incluso se subió a un local fue algo milagroso, porque quién sabe si se hubiera subido a un expreso, si habría encontrado al bebé”.

Cuando el trabajador social lo llevó a las autoridades, ellos confirmaron que el niño tenía solo unas horas de nacido.

Mercurio afirma que fue de inmediato a la estación que estaba a una cuadra de su casa, allí vio a dos policías. “Uno de ellos llevaba al bebé en brazos”, dice. “Solo un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Es algo increíble”. El bebé fue llevado a un hospital.

“En un momento me volví hacia Danny y le dije: ‘Vas a estar, vamos a estar, conectados con este bebé de una forma u otra por el resto de tu vida’. Le dije: ‘Tal vez no mañana o la semana que viene o dentro de un año o cinco años, pero eventualmente se enterará de esta noche y tal vez quiera tratar de encontrarte y tal vez podamos enviar un regalo o estar en contacto con él en este día, todos los años’”.

En ese momento, no tenían idea de que se convertirían en los padres de aquel bebé rescatado.

La adopción

Daniel Ace Doe fue el nombre que le puso en ese momento la Policía al bebé en honor a Stewart y la línea del metro A/C/E. El estado cuidaba de él mientras se realizaba una búsqueda exhaustiva del paradero de los padres biológicos del niño.

Las autoridades policiales le pidieron a Stewart que testificara en una audiencia para narrar el día en que halló al bebé, sin pensar que le harían una pregunta que cambió su vida.

“En diciembre de 2000, en esa audiencia, la jueza le preguntó: ‘¿Le interesaría adoptar?’. Él dijo: ‘Sí, pero sé que no es tan fácil’. Ella dijo: ‘Bueno, puede ser’. No sabíamos qué quería decir con eso”, manifiesta Mercurio.

Luego de eso, asegura que el proceso fue fácil, ambos se convirtieron en los padres adoptivos del bebé, a quien llamaron Kevin. La adopción se concretó en diciembre del 2002.

“Y eso fue todo. Nunca volvimos a ver a la jueza. Y en 2012, cuando decidimos casarnos, Kevin, mientras caminaba a la escuela, dijo que sabía que había una jueza involucrada en la creación de nuestra familia”, dice Mercurio.

“Compartimos todo con él, así que lo sabía todo. Dijo: ‘¿No se casan los jueces con la gente?’. Entonces dije: ‘¿Quieres conocer a la jueza que finalizó tu adopción?’ Y asintió con la cabeza. Y así fue como me puse en contacto con la jueza de nuevo, 10 años después”.

La pareja habló con la funcionaria con el objetivo de preguntarle cómo pudo ayudar a facilitar la adopción de Kevin tan rápidamente. Ella afirmó que en el momento en que se encontró con el caso de este bebé, justamente había un programa piloto en Nueva York sobre casos de abandono que le permitió dar autoridad para acelerar el proceso y colocar al menor en un buen hogar.

“Ella pudo tomar decisiones rápidas para colocar a ese bebé en un hogar preadoptivo lo más rápido posible”, dice Mercurio. “Así que no languideció en el sistema. Ese programa piloto duró solo seis meses y luego se suspendió. Tantas pequeñas cosas como esa se sumaron sin nuestro conocimiento”, continúa.

Kevin

Mercurio cuenta que Kevin no está seguro de querer encontrar a sus padres biológicos. Ahora tiene 21 años, es un estudiante de último año en la Universidad Swarthmore College y se siente tranquilo y feliz.

Cuando Kevin llegó al hogar de la pareja, su economía no era buena, según comentan, tenían varias deudas por préstamos estudiantiles. A pesar de ello, no dudaron en querer que el bebé forme parte de su familia y lograron superar esas barreras gracias al apoyo de su familia y amigos.

“Todavía no podemos creerlo. Quiero decir, lo creemos porque tenemos un niño de 21 años que se graduará de la universidad esta primavera”, dice Mercurio. “Amo a este niño más que a nada en el mundo, realmente no sabía que este tipo de amor existía en este mundo hasta que mi hijo llegó a nuestra vida. Y Danny siente lo mismo”.

Cuando Kevin creció, hablaron con él sobre la historia de su familia. “Hablamos abiertamente sobre cómo nuestra familia se convirtió en una familia frente a él. Cuando asistía a reuniones sociales, si alguien preguntaba, no lo protegíamos de escucharlo desde una edad muy temprana”, sostiene Mercurio.

La finalidad de la pareja era que Kevin se sintiera auténtico con la historia del origen de su familia. Por ello, Mercurio escribió un libro que decidió leérselo todas las noches antes de dormir. Al cumplir los 5 años, se dio cuenta de que se trataba de su propia vida.

“Pegué un libro de su historia, que cuenta todo acerca de que Danny estaba en el metro y que encontraron al bebé”, declara Mercurio. El año pasado se publicó con el título Nuestro bebé del metro, pero él lo llama “carta de amor a nuestro hijo”.

Aún no se conoce nada sobre los progenitores de Kevin. Los ahora padres del joven expresan que solo sienten compasión por ellos.

“De una forma u otra, esa es una medida desesperada. Y solo puedo imaginar la angustia de la persona que estaba dejando a su hijo. Siempre le hemos dicho a Kevin desde muy joven que lo dejaron por amor, para que pudieran encontrarlo y cuidarlo. Nunca usamos la palabra abandono o abandonado. Dijimos que: ‘Ella te dejó donde te pudimos encontrar nosotros’”.