Big data para descifrar al virus
Un grupo de científicos de la PUCP trabaja en una aplicación móvil que permitirá construir la mayor base de datos de pacientes Covid del Perú. Registrará sus síntomas, la evolución de la enfermedad y hasta las personas con las que tuvieron contacto.
Desde que el mundo conoció al nuevo coronavirus hace siete meses, la ciencia viene descu- briendo cada cierto tiempo una nueva característica de la cepa SARS-CoV-2.
Sabemos que el virus permanece hasta tres días en el acero inoxidable y uno en el cartón. Que puede mantenerse en forma de aerosol tres horas si alguien infectado tose o estornuda. Que es más agresivo en los adultos mayores y personas con enfermedades previas. Que puede hallarse en los residuos fecales y el semen.
Son hallazgos que los científicos han difundido tras investigaciones hechas a contrarreloj y pisando en el terreno de un enemigo desconocido. El nuevo coronavirus es impredecible. No se sabe todavía cuál es el tratamiento más efectivo para controlar su sintomatología, cómo afecta a cierto tipo de población o qué daños colaterales deja en los organismos que lo han superado.
La ciencia necesita tener patrones de comportamiento del virus para controlarlo, y para lograrlo la tecnología le extiende una mano. La creación de grandes bases de datos o big data podría dar luces a médicos, epidemiólogos y a los propios gobiernos para que impulsen protocolos sanitarios pertinentes.
En la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) un grupo de 14 científicos ha venido trabajando en silencio en una aplicación que permitirá recabar la mayor base de datos de los pacientes Covid en el país.
El físico y doctor en Ciencias Alberto Gago es el vocero de este equipo multidisciplinario en el que hay epidemiólogos, expertos en bioinformática, estadísticos, entre otros: “El proyecto tiene como objetivo desarrollar una aplicación mó- vil para hacer el seguimiento de distintos pacientes Covid positivos: a) los que están asi- lados en su domicilio, b) los que están hospitalizados y c) los que están en proceso de recuperación”.
Información es poder
La app fue uno de los proyectos ganadores del fondo que destinó el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) para soluciones científicas que enfrentaran la pandemia.
Su uso es sencillo. Gago explica que el paciente solo tiene que instalarla en su teléfono inteligente y proceder a llenar un formulario con sus datos generales: sexo, edad, lugar de residencia, condición socioeconómica, enfermedades preexistentes. Luego llenará otros con información sobre su sintomatología y su tratamiento médico. “Esto último lo deberá hacer de forma diaria porque así sabremos cómo evoluciona la enfermedad”.
De esta manera se alimentará una gran base de datos, la cual será interpretada a través de la inteligencia artificial que a la postre arrojará resultados de interés para el cuerpo médico. “Casi toda la información que se ha recabado hasta el momento se basa en los síntomas que han presentado las personas internadas en los establecimientos de salud. Al recoger data a través de la app de quienes cumplen aislamiento en casa, podremos conocer con mayor detalle el curso de la enfermedad”, dice la epidemióloga Gabriela Salmón, quien tiene un doctorado de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins y es parte de los desarrolladores de la app de la PUCP.
El que cada paciente sea capaz de hacer un control diario de su estado de salud y pueda transmitirlo a través de la app liberaría, además, de carga laboral al personal sanitario: “Así podrán enfocarse en los casos que requieren mayor atención (por ejemplo, los que tienen co- morbilidades) o los que presentan síntomas de alarma”, señala Salmón.
Respecto a los pacientes dados de alta, su seguimiento permitiría saber qué síntomas persisten o qué tipo de secuelas deja la enfermedad. Otro de los usos que tendría la app sería el rastreo de personas infectadas. La data almacenada permitiría saber dónde ha estado y con quiénes ha tenido contacto al mismo estilo de las aplicaciones chinas. Sin embargo, Gago señala que este uso -que los defensores de los derechos civiles señalan como invasivo- lo tendrá que decidir el Estado. Los científicos solo dan herramientas.