Güelcom, Ivankita Como cuando, en 1994, Alberto Fujimori mandó a su hija Keiko –a la sazón primera dama del Perú, tras la electrizante destitución de su madre en el cargo– a la primera Cumbre de las Américas, en Miami, Donald Trump, ocupado como estaba en tapar sus entuertos y asustar al planeta, decidió hacerse representar por su engreída Ivanka, la popular modelo, socialité y, by the way, asesora principalísima de su indescriptible padre, en la cumbre que tuvo lugar este finde en Lima. Como no podía ser de otro modo, Ivankita se robó el show: hizo un aplaudido discurso sobre empoderamiento femenino, cenó con el presidente Martín Vizcarra, paseó por las calles limeñas, sonrió a medio mundo hasta que le dolieron los cachetes y dejó, opacado y en un segundo plano, a Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos de América, que debe haberse estado preguntando para qué diablos aceptó venir si la prensa peruana se iba a ocupar más de los vestidos de la ñaña, cuando mejor se hubiera quedado atajando los arrebatos del loco calato de la Casa Blanca. Los lindos misiles contra Siria Y hablando del loco calato, este cumplió su amenaza de enviar “lindos misiles nuevecitos” a Siria, en respuesta al supuesto uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar Al Assad (algo que hasta el momento no ha sido probado y que podría ser, según analistas serios, un pretexto armado para justificar el ataque). Lo cierto es que, de esta manera, Trump ha puesto al planeta al borde de una conflagración mundial, como no se veía desde los viejos tiempos de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética jugaban a ver quién ponía primero el dedito en el botón rojo del poderío nuclear. Por cierto, Vladimir Putin –otro loco calato, pero aliado de Siria– salta en una pata de contento, pues la acción norteamericana le da el pretexto perfecto para una contraofensiva. Para comenzar, el mismo viernes lanzó una nada velada amenaza que decía que el bombardeo a Siria “tendrá consecuencias” y que su país “se siente amenazado”. El resto del mundo, por cierto, se muerde las uñas esperando cómo reaccionará el tercer loco con poder nuclear: Kim Jong-un. ¡Dios nos coja confesados! Mi vida por mi papi Fresco como una lechuga después del roche de los mamani-audios, Kenji Fujimori reapareció –para variar, vía Twitter–, esta vez en una foto junto a su padre, en lo que parece ser un descanso en una jornada de pesca en algún río fuera de Lima. En la leyenda, claro, declara a los cuatro vientos su amor por papi (unos días atrás había lanzado otro tuit anunciando que “daría la vida” por él). Claro que lo primero que sorprende de la imagen es ver a un rozagante Alberto Fujimori justo cuando, unas horas antes, el ex presidente Kuczynski declaraba a la CNN que decidió darle el indulto porque, si no, se moría en la cárcel, como Leguía. Todo indica que Kenji intentará resucitar su moribunda imagen pegándola de hijo modelo, en contraste con la insensible hermana que prefirió el poder a la libertad de su padre. Como concertado a propósito, Pipikey, en las mismas declaraciones, apuntó como quien no quiere la cosa que, cuando le dijo a Keiko para hablar sobre la liberación de su padre, esta se negó a tocar el tema. ¿Qué sigue en la novelita de los hermanos diabólicos? Obvio: una declaración de papi diciendo que perdonen a su hijo, porque todo lo que hizo, lo hizo por amor filial. ¡Y no va a ser! Con mis baños no te metas En el colmo de la intolerancia y estupidez, los activistas del conservadurismo más cavernario –sí, los mismos que pelean contra la “hideolojía” de género y promueven las marchas de #conmishijosnotemetas, representados esta vez por un nuevo grupete llamado La Resistencia– saltaron hasta el techo cuando los organizadores de la Cumbre de las Américas habilitaron baños que podían ser usados indistintamente por hombres y mujeres. Bastó que en el letrerito de cada baño rezara “Baño de género neutro -Neutral gender restroom” para que les saliera bilis por las orejas. Los argumentos eran desopilantes: que iba contra la biología y la higiene (como si en los pueblos más alejados del Perú siquiera existieran baños), que era antihigiénico para las mujeres porque los hombres son cochinos; que las mujeres podían ser violadas ahí dentro; que era un triunfo del lobby LGTB, etcétera, etcétera. Entre tanta tontería, dejaban de lado que baños unisex hay en todos los aviones, en todos los Starbucks y otros negocios de comida y, por si fuera poco, en los mismísimos hogares de los protestones. Hay que ver nomás qué tonterías pueden motivar las iras de esta gente que, sin embargo, nunca dice ni mus sobre el abuso sexual contra niños y adolescentes en el clero.