“InBestia”: el grito y la furia
Teatro. Obra es una alegoría de la corrupción en el aparato estatal peruano y un cuestionamiento de la condición humana.
Fundada en 1821 por el general José de San Martín, la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) es la institución cultural más longeva del Perú, del mismo modo la más importante y en esta condición se ha visto fortalecida como fuente de radiación cultural (en su sentido más amplio, que no necesariamente aplica al ámbito libresco), por la sencilla razón que a lo largo de más de 200 años se ha repuesto de desgracias que bien la pudieron desaparecer. A saber: la guerra de la Independencia (1823 – 1824), la guerra del Pacífico (1881) y el incendio de 1943. En todos estos acontecimientos, la BNP fue saqueada y casi destruida, y pese a eso, seguía manteniendo vigor cultural gracias al compromiso de intelectuales como Ricardo Palma (en 1883) y Jorge Basadre (en 1943), que se encargaron de refundarla durante sus gestiones.
¿Cómo se puede seguir siendo fuerte desde las cenizas? No olvidemos que, durante la Colonia, Perú fue el centro del poder español en América. Los últimos avances en ciencias, lo más selecto del espectro cultural, pasaban primero por estos lares. Por eso, tiempo después, cuando se fundó, la BNP se convirtió en el destino de esa riqueza dispersa. Por ello, cuando nos referimos a esta institución, hay que hacerlo con respeto: es la institución que cuida la memoria cultural peruana; y también con preocupación, porque desde que la BNP existe, no tiene inventario, lo que ha permitido que viva otro saqueo, con saco y corbata, que tiene en el mercado negro internacional su destino preferido.
A excepción de Ramón Mujica, a ningún director de la BNP (menos Fabiola Vergara, que lo planteó como una deuda institucional pendiente), en los últimos años, se le ha ocurrido realizar el inventario. Sin inventario no se puede fiscalizar, no se puede saber lo que hay cuando se sabe qué es lo que hay. En otras palabras, es una puerta abierta al robo, a la dinámica de la corrupción.
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Hasta el 8 de julio, se estará presentando en el teatro del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico la obra InBestia, que aborda los temas arriba expuestos pero ambientados en el Perú de hoy. Escrita por Mariela Noles Cotito y Luis Alberto León, con la dirección de Patricia Biffi y M. Noles Cotito, y las actuaciones de Liliana Trujillo, Cecilia Monserrate y Lupe Ramos, Inbestia viene generando una muy buena recepción del público.
El argumento, es más o menos así: “una obra ambientada en la Biblioteca Nacional, que toma como punto de partida el robo de libros e incunables nacionales descubierto hace algunos años, a partir de lo cual se explora la lucha entre la integridad y la corrupción en la condición humana”. Se entiende, entonces, que el robo de libros de la BNP es el punto de partida para una exploración mayor relacionada a la institucionalidad del aparato estatal y a los pliegues de lo que consideramos ética y moral.
“Los hechos que narra o los hechos en los que se basa la obra todavía los seguimos viendo en varias de nuestras instituciones nacionales. Inbestia busca explorar precisamente cuál es nuestra relación con la corrupción, con las instituciones, con la cultura”, declara Noles Cotito para La República, y añade que “la audiencia queda con muchísimas preguntas. De pronto una de las más grandes no es tanto hasta qué punto, por ejemplo, denunciamos la corrupción que vemos allá afuera, sino hasta qué punto nos hemos dado cuenta o no de que la corrupción o lo corruptible puede estar efectivamente dentro de cada uno”.
La directora de la BNP está dispuesta a hacer un inventario general. Se podría creer que hay dos bandos: los buenos y los malos. Pero Noles Cotito señala: “Si era así, íbamos reducir la complejidad no solo la experiencia humana, sino de la misma experiencia de la corrupción”. Como las leyes narrativas se aplican en todos los registros, Inbestia se conduce en tres personajes (medulares en toda historia, extrañamente descuidados a la fecha, por cierto), de solo mujeres: Alicia (Trujillo), doctora en letras y funcionaria de carrera de la BNP; Beatriz (Monserrate), la nueva directora de la BNP, que es afroperuana; y Eutimia (Ramos) trabajadora testigo de lo que sucede.
“He escuchado risas incómodas, que para mí es un termómetro de cuánto estamos o no listos para tener conversaciones serias, por ejemplo, sobre la identidad étnica o racial de las personas”, precisa Noles Cotito sobre el impacto de la puesta en escena en el público. En cuanto a la dinámica de Beatriz y Alicia, Noles Cotito indica que “Alicia va a utilizar absolutamente todas las herramientas que tiene a disposición para que Beatriz sucumba ante la misma estructura de corrupción que ya viene siendo institucionalizada en la Biblioteca”.
Y finaliza: “Beatriz asume la dirección de la BNP con la intención de hacer un inventario, porque saber dónde está absolutamente cada material va a dar claridad para efectivamente ordenar las cosas. Y Alicia, que es la directora legal, le dice que no se puede hacer un inventario porque eso va a dar información a los ladrones, y por esa razón no es necesario un inventario”.
Vayan a verla. Quedan pocas semanas.