Mario Vargas Llosa fue incorporado como miembro de la Academia Francesa de la lengua
Nobel peruano contó con 18 votos de los 22 miembros electores de la Academia que fundó el cardenal Richelieu en 1635 para preservar el idioma francés.
El escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa fue elegido este jueves nuevo miembro de la Academia Francesa de la lengua en el sillón que ocupaba Michel Serres, fallecido en 2019.
El Nobel de Literatura de 2010, de 85 años, recibió 18 votos de los 22 miembros electores de la Academia, por uno de Frédéric Vignale, uno en blanco y dos abstenciones, según precisó la institución.
De esta forma, Vargas Llosa, que ocupará el sillón 18, se convierte en “inmortal”, nombre con el que se conoce a los miembros de esta academia fundada en 1635 por el cardenal Richelieu para velar por el idioma francés.
La decisión debía ser aprobada por mayoría absoluta y la sesión se desarrolló en privado y sin la presencia de los aspirantes, entre los que se encontraban también escritores como Éric Dubois.
Vargas Llosa, que es miembro desde 1994 de la Real Academia Española, presentó su candidatura el pasado 7 de octubre tras enviar una carta a la actual secretaria perpetua del célebre cónclave, la historiadora Hélène Carrère d’Encausse.
Se trataba de una candidatura fuera de lo común tanto por la edad del escritor, ya que según el reglamento no pueden ingresar mayores de 75 años, como porque es un autor que escribe en español, si bien es conocida la influencia en su obra de la literatura francesa.
Varios miembros actuales, entre los que están Alain Finkielkraut, Chantal Thomas, Érik Orsenna o Jean-Christophe Rufin, habían manifestado públicamente su simpatía por la candidatura del Nobel, si bien desde la Academia habían señalado que el voto podría también quedar en blanco si no se lograba un acuerdo.
La Academia organizará en los próximos meses la ceremonia de toma de posesión de su asiento, abierta a unos 300 invitados y en la que el literato tendrá que intervenir.
En dicha recepción, el nuevo “inmortal”, vestido con un reconocido uniforme verde bordado, con la tradicional espada, y acogido por sus dos padrinos en el seno de la institución, debe leer un discurso y tomar posesión de su sillón, que será exclusivamente suyo hasta su fallecimiento.
En ese momento recibirá asimismo una medalla de la Academia grabada con su nombre y el lema “A la inmortalidad”, y le será atribuida también una palabra del diccionario.