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Alesia Lund: La educación sexual integral previene el abuso

La educadora y diseñadora gráfica habla sobre educación sexual en su nuevo libro Las cosas por su nombre, un tema que aún se considera tabú pese a la importancia que tiene para prevenir la violencia de género.

Las cosas por su nombre es una herramienta para que padres, madres y educadores hablen sobre la sexualidad con niñas, niños y adolescentes de forma fácil de entender. Foto: Kimbalá
Las cosas por su nombre es una herramienta para que padres, madres y educadores hablen sobre la sexualidad con niñas, niños y adolescentes de forma fácil de entender. Foto: Kimbalá

Llegó la maternidad y con ello el miedo de que la pequeña Emma, hija de la educadora y diseñadora gráfica Alesia Lund, viva en una sociedad machista que agrede y mata a las mujeres. Desde ese momento, la activista feminista entendió el impacto e importancia de la educación sexual integral. Sin embargo, al buscar material para hablar sobre sexualidad, le fue difícil encontrar información didáctica, directa, laica, sin tabúes Y con enfoque de género.

Fuera de que ese miedo la paralizara, decidió recabar información para crear Las cosas por su nombre, un libro al que la autora se refiere como una enciclopedia en la que plasma diferentes temas sobre educación sexual, desde las partes del cuerpo humano, el consentimiento, métodos anticonceptivos y hasta los conceptos de la gama arcoiris LGBT.

Lund, creadora de las viñetas de Emma y yo, habló con La República sobre cómo aborda estos temas con su hijo e hija, la importancia de hablar de sexualidad con las y los menores, y del poder de la educación, sobre todo con enfoque de género.

Alesia Lund, creadora de Emma y yo, presenta nuevo libro.

Alesia Lund, creadora de Emma y yo, presenta nuevo libro.

De Emma y Lola pasaste a Emma y yo, y ahora Las cosas por su nombre. ¿Cómo así nace este libro durante este recorrido?

El libro lo tuve planeado desde incluso antes de Emma y Lola. Sabía que se necesitaba un libro así acá en Perú, porque lo busqué mil veces y no lo encontraba. En 2016 me encontré con unas amigas y empezamos a planearlo, pero quedó en nada. Ya en el 2019, en paralelo con Emma y yo ya como proyecto de educación sexual gratuita, contacté con una editorial. Ya estaba a punto de salir en la Feria del Libro, pero se canceló por la pandemia. A fin del 2020 llegué a Planeta y así nació.

Lo que hice fue recoger información que ya existe de fuentes que me parecen confiables, sin sesgos religiosos ni tabúes, para resumirlas y diseñarlas. Además, he contado con un grupo de gente que me ha ayudado desde cada uno de sus campos.

¿Qué podemos encontrar en tu nuevo libro Las cosas por su nombre?

El libro original tiene 20 capítulos, pero era tanto que me pareció que para menores era demasiado y no iba a ser tan atractivo, por lo que sacamos solo 10. Comienzo con la importancia de conocer nuestro cuerpo y explico sus partes externas e internas. De ahí paso al desarrollo del cuerpo durante la pubertad junto a los cambios que pasan hombres y mujeres, la menstruación y sus mitos, identificación del abuso, el consentimiento y la virginidad como una construcción social.

(Los) cuidados (que) debo tener si tengo sexo por primera vez, para luego hablar de lo biológico y reproductivo, y el proceso de las relaciones sexuales. El penúltimo capítulo habla sobre métodos anticonceptivos y métodos de protección, y termino con uno de diversidad sexual, donde explico todo este abanico de orientaciones, identidades, expresión de género y sexo biológico. Al final del libro hablo del tomo dos.

¿A quiénes se dirige este libro?

La idea es que Las cosas por su nombre sea como una pequeña enciclopedia. Lo ideal sería que la lectura de los primeros capítulos sea acompañado por los padres, porque ellos también deberían saber qué les están dando de leer a sus hijos, pero lo ideal es que el libro quede ahí en la casa y que el niño o la niña, y más adelante como adolescentes, regresen al libro solitos, lo revisen tranquilamente y entiendan. Es como una herramienta a largo plazo, no es simplemente una cosa de una vez y ya, sino que debería estar ahí en casa para consultar de manera constante.

¿En qué momento empezaste a entender el impacto y tomar más interés en la educación sexual integral?

Desde que estaba embarazada. Ahí entré en pánico, sobre todo cuando supe que iba a tener una hija mujer. Quería educarla en sexualidad, sabía que era importante educar en estos temas a los niños y a las niñas para poder empoderarles y crear seres autónomos y libres, sobre todo a las mujeres en esta sociedad tan machista. Desde ahí me comencé a informar y me di cuenta de que no había material suficiente. Encontré contenidos pero en otros idiomas, no en español. No encontraba algo que se adecuara a lo que yo necesitara, entonces ahí me nació ese bichito de ‘tenemos que hacer algo’.

Además, me di cuenta de que somos varios papás y mamás que tenemos ese mismo interés, sabemos la importancia de hablar de sexualidad con los niños y niñas pero no tenemos un material de apoyo, o no sabemos exactamente cómo hacerlo o qué temas tratar.

Cuéntanos sobre tu experiencia aplicando la ESI en casa. ¿Siempre te fue fácil comunicarle estos temas a tus hijos?

A mi hija de nueve y a mi hijo de cuatro siempre les he hablado de estas cosas desde el principio. La sexualidad se aprende, aunque los adultos no hablen de ella con los niños, incluso no hablarla les enseña algo. Entonces mi tratamiento siempre fue hablar de estos temas de manera frontal.

Primero enseñarles sobre las partes de su cuerpo. Me di cuenta cuando tuve a mi hijo la diferencia que había. Mi hijo se sacó el pañal y tenía sus genitales ahí y para él no hay dudas porque se ve todo; en cambio, las mujeres como que tenemos todo oculto y es más difícil para las niñas explorarse. Entonces le dimos un espejo [a Emma] para que se revise y conozca su cuerpo y decirle ‘oye, esto es tuyo’. Así como sabes que tienes nariz y ojos, así también debes saber que tienes áreas externas, internas, el clítoris, todo. Creo que conocer su cuerpo es la primera lección de educación sexual, y así lo hice.

He tratado en la medida de lo posible de normalizar estos temas, que no sean causa de estrés y tensión, tampoco algo formal. Agarro cualquier cosa, desde la película que vieron o alguna publicidad, y ahí comienzo a traer esos temas para hablarlos con la mayor naturalidad posible.

¿Tratas de aplicar la ESI también desde tu labor como docente en universidades?

Mi labor como docente de arte y diseño se une más al proyecto de tratar de transmitir a mis alumnos que ellos como artistas y diseñadores gráficos pueden generar un cambio en la sociedad. Me interesa mucho que se den cuenta que como comunicadores visuales tienen un poder, y que pueden utilizarlo como herramienta para generar un cambio social en lo que quieran, no solamente sexualidad o feminismo. Tienen ahí ese potencial.

Hablar de educación sexual en una sociedad tan machista y conservadora como Perú es más que un reto. ¿Cuáles son las dificultades que encontraste en el camino?

Es muy difícil, hay mucha gente que no lo entiende, hay mucho odio y negación del tema, mucho tabú y prejuicio. Lo veo en mis redes todo el día, porque hay gente que incluso me acosa en mis correos personales. Me escriben por todas partes para insultarme y decirme que estoy satanizando y homosexualizando a los niños. Hay un sector de la sociedad que piensa que cuando se habla de educación sexual se está hablando de orgías y sexo anal, y creo que es lo más difícil de enfrentar, porque esas personas también están a cargo de niños y adolescentes que van a recibir la sexualidad con esos miedos y tabúes.

Estamos tratando de alentar a que las nuevas generaciones vengan informadas, también por un tema de que quiero que mi hija crezca en una sociedad con gente de su edad que la respete como mujer, que la puedan valorar, que no quieran violarla. Hay un montón de niños y niñas que necesitan esa educación, pero no les va a llegar porque los adultos no quieren.

¿Por qué crees que es importante implementar la educación sexual integral en los colegios?

Una de las principales funciones de la educación sexual es prevenir el abuso, porque les enseña a los niños y a las niñas a cuidar su cuerpo, a ingresar a cualquier actividad sexual sabiendo para que nadie los agarre de sorpresa. Si voy a tener sexo, ok, primero que sepa que lo puede hacer con una persona que le gusta o le tiene confianza, qué métodos anticonceptivos va a tener, bajo qué acuerdos, los límites. Aparte, les enseña a los niños y adolescentes a no violar.

En este país donde la tasa de violación es tan grande es muy importante que los hombres aprendan sobre el respeto a la intimidad, el consentimiento, a cuestionarse sus masculinidades, la necesidad de dominar e imponerse. Todo eso lo cuestiona la educación sexual.

En pocas semanas son las elecciones. ¿De qué forma los candidatos y candidatas pueden apostar por una niñez y adolescencia informada y libre de violencia sexual?

Soy feminista y tengo un enfoque claro sobre ese punto. Yo creo que los políticos tienen que apuntar a una educación con enfoque no solo intercultural y bilingüe, sino también con enfoque de género y derechos humanos. Si no, tanto ver la economía y todo eso, se va a ir al diablo y no va a servir de nada. Si no comenzamos a mejorar el aspecto emocional, personal, esto no tiene cómo mejorar.

La consideración por el otro, la empatía, el eliminar la transfobia y la misoginia, todo eso se logra a través de la educación, es una puesta a largo plazo, no va a cambiar de un día para otro, es comenzar con los niños de ahora para que en tal vez 20 años sean ellos quienes estén a cargo de un sistema judicial que pueda escuchar a las mujeres cuando denuncian violencia. Trato de incentivar a que voten por gente que se preocupa por la educación de calidad y laica.

Egresada en Comunicación y periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Diplomada en Género y Feminismos por la Universidad de Buenos Aires. Cubre temas de género, derechos humanos y desigualdad. Escribe en la Unidad de Datos de La República (LR Data).