El sueño de alcanzar una formación de alto nivel llevó a Ivone Noriega, ingeniera química egresada de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) en Arequipa, a estudiar una maestría en la Universidad de Tecnología Química de Beijing, China. La joven peruana, beneficiaria de una beca del gobierno chino, descubrió un sistema educativo que desafió sus límites y la obligó a adaptarse a un entorno completamente distinto al peruano.
En una entrevista con La República, Noriega compartió su experiencia comparando las características del sistema universitario de Perú y el de China. La ingeniera destacó diferencias marcadas en términos de metodología, rigor académico y el uso de tecnología, elementos que hacen del sistema chino un referente en educación global.
El sistema educativo en China se caracteriza por ser desafiante, tanto para los estudiantes locales como para los internacionales. Noriega explicó que una de las principales diferencias radica en la metodología de enseñanza. “No es nada fácil, los ingenieros en Perú tienen una metodología muy diferente. Aquí son mucho más exigentes”, comentó.
En Perú, los programas de ingeniería suelen ofrecer una combinación equilibrada entre teoría y práctica, mientras que en China se prioriza el aprendizaje teórico, dejando gran parte del desarrollo práctico en manos del estudiante. “La metodología (de la universidad China) es más teórica y no tanto práctica. Ellos buscan que nosotros aprendamos por nuestra parte. Nos dan el 50% de teoría, y quieren que el otro 50% lo aprendamos nosotros porque tienen la idea de que está en uno el interés de aprender”, explicó.
Otra diferencia que resaltó fue la rigurosidad con los tiempos de entrega. “Son demasiados eficaces. Si te dan una semana (de plazo), en ese tiempo debes entregar (tu trabajo). No es un día más o un día menos, o una hora más o una hora menos, no. Es más, si es antes, mejor”, afirmó. Según la ingeniera, esta puntualidad no solo es una norma, sino una exigencia que refleja la seriedad del sistema académico chino.
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Noriega también destacó las diferencias en infraestructura. En las universidades chinas, los estudiantes de posgrado tienen oficinas asignadas donde trabajan en sus proyectos y tesis. Además, mencionó que el uso de tecnología avanzada es un estándar, citando como ejemplo el sistema de reconocimiento facial utilizado para controlar el acceso al campus y garantizar la seguridad de los estudiantes
La experiencia de estudiar en China no se limita al ámbito académico; también implica adaptarse a una cultura que exige esfuerzo y disciplina en todos los aspectos. Noriega brindó valiosos consejos para quienes consideren este destino académico. Asegurró que conocer el idioma chino era una pieza clave. Aunque algunos programas de posgrado se ofrecen en inglés, un buen dominio del idioma chino facilita la comunicación y el aprendizaje. Además, advirtió que la carga académica es intensa y que el ritmo de trabajo puede ser abrumador. “China es un país muy bonito, pero es súper exigente. Aquí las personas son muy trabajadoras. Tienes que darle duro y parejo, pero nada es imposible si uno se esfuerza”, mencionó.
Finalmente, la ingeniera recomendó estar preparado para un entorno completamente distinto al peruano. Comentó que la exigencia académica ayuda a los profesionales a ser más competitivos, pero requiere sacrificio, sobre todo para seguir el ritmo de los estudiantes chinos. Para quienes estén dispuestos a asumir el desafío, estudiar en China representa una oportunidad única para acceder a una educación de clase mundial y desarrollar habilidades que permitan competir en un mercado laboral global.