Hace unos años los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz revelaron en su libro Mitad monjes, mitad soldados los abusos que cometió el Sodalicio de la vida cristiana a manos de su fundador, Luis Figari, y otros miembros de la Iglesia. A pesar de los años que lleva en investigación y las denuncias sumadas a este caso, las víctimas aún no obtienen reparación y la Iglesia Católica peruana sigue buscando cómo tapar la enorme mancha de su reputación.
El Sodalicio de vida cristiana es un grupo religioso peruano que fue fundado por Luis Figari en 1971, cuenta con más de 20.000 seguidores en 25 países y fue reconocido oficialmente por el papa Juan Pablo II en 1997.
El escándalo de abusos sexuales por parte de la Iglesia se ha extendido por toda Latinoamérica. En 2007, mientras se erigía en Santiago de Chile la segunda comunidad del Sodalicio, con el nombre de Madre de los apóstoles, la Policía encontró en un hotel al sodálite Daniel Murguía Ward con un niño de 11 años, al que iba a tomarle fotos desnudo. Fue expulsado de la sociedad y encarcelado año y medio.
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Germán Doig, quien era segunda mano de Figari, fue denunciado por violencia sexual por José Escadó Steck, un exsodálite que en el 2019 acudió al Congreso para declarar sobre los abusos cometidos por sus entonces superiores German Doig y Luis Figari durante su estancia en esta institución religiosa.
Escadó contó que cuando tenía 17 años, Doig le pidió que acudiera a su oficina y se desvistiera con el pretexto de ver si su cuerpo estaba “físicamente listo” para los trabajos del Sodalicio. “Comenzó a tocarme en distintos músculos del cuerpo para ver, según él, si yo tenía la fuerza física para soportar los ejercicios”, manifestó.
Luis Fernado Figari, fundador y sacerdote del Sodalicio, fue denunciado por abuso sexual por varios jóvenes y por usar su posición de liderazgo para tener un control y dirección autoritaria sobre la mayoría de los sodálites. Él abusó de su posición de poder en la organización, ya que muchos creían que sus palabras y directrices provenían directamente de Dios.
A pesar de que la Fiscalía peruana solicitó nueves meses de prisión preventiva para Luis Figari, él logró escapar y se encuentra en Roma actualmente.
Los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaron la primera versión del texto en el 2015, donde reunieron 30 testimonios de abusos ocurridos a lo largo de casi 30 años, en los que las víctimas —que no dan sus nombres por seguridad— señalan como autores al mismo fundador del movimiento, el laico Luis Fernando Figari Rodrigo, y a otras cabezas de la organización. De estos testimonios, cinco narran episodios de abusos sexuales.
En el 2018, a través de un comunicado, el papa Francisco ordenó la intervención de la organización católica Sodalicio de vida cristiana, que se daría a través de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedad de Vida Apostólica.
En febrero del 2017 el Sodalicio de vida cristiana dio a conocer el informe de la comisión creada para investigar los presuntos abusos sexuales y físicos cometidos por miembros de este movimiento religioso, entre ellos su fundador Luis Figari.
El documento reúne testimonios de decenas de exsodálites que narraron sus traumáticas experiencias. Se detalla, exactamente, los testimonios de catorce hombres que dijeron haber sido abusados sexualmente por Figari cuando eran menores de edad. Esto habría ocurrido entre los años de 1975 y 2009.
“No tenía a quién acudir cuando me di cuenta de que Figari estaba abusando sexualmente de mí… Yo era joven y él era demasiado importante y poderoso como para acusarlo. He vivido con esta experiencia por más de treinta años, no desaparece”, señaló una víctima.
La Iglesia, al conocer los hechos divulgados por los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz, inició una querella contra ellos y los denunció por difamación. El principal denunciante fue José Antonio Eguren, arzobispo de Piura y Tumbes, quien también es exmiembro del Sodalicio. El hecho fue calificado por varias fundaciones de periodismo como una censura a los medios de comunicación.
La periodista ha denunciado que ha sido acosada desde que publicó su libro contra el Sodalicio. Ella señaló en una entrevista para RPP que hasta el momento tiene doce denuncias en su contra por la revelación: siete procesos que nunca se abrieron de manera formal y cinco que llegaron a los juzgados. Incluso, en octubre de este año la periodista también anunció que había recibido amenazas de muerte, por lo que teme por su vida y por la de su familia.
A los 22 años abandonó el Sodalicio de vida cristiana, al que estuvo vinculado por casi una década. Después de un tiempo, junto con Ugaz empezaron a buscar la verdad sobre el grave suceso. Él fue denunciado y condenado en el 2019 a un año de prisión suspendida, 120 días multa y al pago de 80.000 soles de reparación civil a favor del arzobispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren Anselmi.
Este 1 de noviembre, La República ha denunciado que el Sodalicio buscó ocultar su poder económico al Vaticano y moverlo fuera del país, primero en Panamá, para luego trasladar el dinero a Denver, Estados Unidos, con el fin de no compensar como corresponde a las víctimas de abusos perpetrados por la organización religiosa.