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Opinión

El racismo de Trump, otra vez, por Mirko Lauer

Cuando Trump se descubrió beneficiado por una corriente de simpatía de los latinos, un grupo electoral cada vez más importante, las cosas empezaron a cambiar un poco, o al menos así parecía.

larepublica.pe
Mirko Lauer

El feo vejamen a Puerto Rico durante el mitin de Donald Trump en el Madison Square Garden, Nueva York, es la peor bofetada que recibe la isla en mucho tiempo. Los puertorriqueños son un grupo importante en el estado clave de Pennsylvania (con 19 votos en el colegio electoral), y si se llegan a sentir suficientemente ofendidos, pueden decidir la elección en todo el país.

La campaña de Trump venía jugando desde el inicio con sus habituales frases racistas, como parte de la andanada contra los diversos grupos de inmigrantes a los EEUU. Cuando Trump se descubrió beneficiado por una corriente de simpatía de los latinos, un grupo electoral cada vez más importante, las cosas empezaron a cambiar un poco, o al menos así parecía.

Hasta que el domingo pasado todo se puso en evidencia, cuando la campaña de Trump, por boca de un cómico contratado, lanzó un horrendo misil racista contra los puertorriqueños. La reacción fue fulminante, y el trumpismo viene tratando de hacer control del daño desde entonces. El candidato ha dicho que nadie quiere a Puerto Rico tanto como él (?).

Los republicanos están dedicados a decir que todo fue una broma, que la culpa es del cómico reclutado, que lo sucedido no tiene la menor importancia, y cosas por el estilo. Pero la amargura de los puertorriqueños es evidente, y no es difícil verla extendiéndose a los latinos en general, como un reguero de pólvora política.

¿Qué pasó? ¿Fue un simple percance, por haber subido a bordo del mitin a un cómico de segunda línea, sin límites por el lado de la derecha? ¿O todo fue parte de una maniobra de ingeniería electoral que se chispoteó? Ambas posibilidades suponen una ignorancia de lo que está sucediendo en la política de Pennsylvania hoy.

Los puertorriqueños hoy son influyentes y orgullosos, y el resto de la latinidad los acompaña en el sentimiento. La metida de pata en Nueva York va a tener repercusiones por todo el escenario del próximo martes. Va a pesar de manera especial entre los cubanos de Florida, que se llevan una parte del maltrato trumpista.

Es hora de recordarles a los latinos pro-Trump de los EEUU los versos de Lola Rodríguez de Tió: “Cuba y Puerto Rico son / De un pájaro las dos alas, / Reciben flores o balas / Sobre el mismo corazón...”.