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Opinión

Como en los 90's: sin reacción no hay futuro

Recordemos que el escenario actual al que nos enfrentamos, no es para nada nuevo en nuestra historia reciente, y más bien parece, bajo el mando del Legislativo, un calco de manual ,bastante bien planeado, de todo aquello que soportó nuestro país y la ciudadanía durante la década de los noventa

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Documentos confirman cercanía de violentistas con el fujimorismo | Archivo LR

Como de costumbre, la semana que se acaba nos trae más de una razón para re confirmar que estamos frente a un escenario político de miasma, cuya absoluta purulencia no para de enturbiar y contaminar, sin desparpajo alguno, todo a su alrededor, con una velocidad y fuerza que ya es inevitable preguntarse si acaso quedará algún tejido, de todo el aparato, que resulte ajeno a esta putrefacción de la que hoy nos hacen alarde.

Y es que, el vergonzoso espectáculo es constante, y las acciones de menosprecio a la ciudadanía, decisiones absurdas y antitécnicas, debilitamiento institucional, degradación, componendas, descrédito, mercantilismo, mafias, corrupción y enriquecimiento ilícito no paran, por lo que bien haremos en preguntarnos por la reacción ciudadana que más temprano que tarde debe llegar para iniciar un proceso de cambio, idealmente de tipo refundacional, que de un viraje profundo al curso actual de las cosas.

Recordemos que el escenario actual al que nos enfrentamos, no es para nada nuevo en nuestra historia reciente, y más bien parece, bajo el mando del Legislativo, un calco de manual ,bastante bien planeado, de todo aquello que soportó nuestro país y la ciudadanía durante la década de los noventa. Un régimen dictatorial y criminal, violador de derechos humanos y corrupto que se instauró en el poder sobre la base de la fuerza para someter las instituciones al antojo de intereses subalternos, abiertamente delictivos, y que recortó derechos y libertades ciudadanas para silenciar las disidencias, en su intento de perpetuarse en el poder.

Este escenario no dista mucho del actual en el que presenciamos un régimen autoritario, mercantilista, mafioso y anti derechos, con un Ejecutivo sostenido por el fujimorismo de los 90´s y sus demás herederos políticos, y, que en medio de su ilegitimidad, incapacidad e inviabilidad favorece sus apetitos y los de sus aliados, aún a riesgo de comprometer el presente y el futuro del país y sus ciudadanos y ciudadanas, con el propósito de asegurar, divorciado de toda realidad, sostenerse en el poder hasta el término de mandato en el 2026 y, además, garantizar impunidad para sí y para los miembros de la coalición, mientras se generan condiciones de permanencia en el poder a largo plazo, a través de la captura de los sistemas judicial y electoral.

Como en los 90´s, en los tiempos de la defenestración de sus miembros y de la “interpretación auténtica”, el Tribunal Constitucional ahora ha decidido ir contra el Estado de Derecho y la Constitución para maniatar a la Junta Nacional de Justicia y restablecer la inhabilitación de dos de sus miembros e impedir quórum para la toma de decisiones urgentes como la destitución de la ex Fiscal de la Nación y la ratificación en el cargo de quienes presiden órganos electorales como la ONPE y la el RENIEC.

Recordemos que este TC, elegido a medida de los apetitos del Legislativo, con más de un pronunciamiento contrario a la ley, como el indulto al ex dictador Fujimori, ha sido señalado también, en la figura de su presidente, de llevar a cabo componendas en favor de ex Fiscal de la Nación, acusada de presidir de liderar una red criminal con nexos que llegan a figuras del Legislativo y del Ejecutivo, como se ha sabido también en los últimos días.

Este último grave hecho, sumado al también grave constante castigo de las opiniones técnicas de funcionarios públicos que manifiestan su disidencia de las decisiones antitécnicas, reñidas con el buen gobierno que adopta el Ejecutivo y sus aliados, como es el caso del ex presidente del Consejo Fiscal, son señales de alarma, más que claras, del poder absoluto que ostenta la coalición gobernante y que quiebra por completo el Estado de Derecho, el principio de separación de poderes, la constitucionalidad y la democracia en nuestro país.

Se ha conocido también en estos días, un informe emitido por el gobierno estadounidense, a través de su Embajada, señala las violaciones de los derechos humanos, perpetrados por este régimen, y en que también se conoce que la calificación crediticia del país ha caído a causa de la situación política, lo cual, sin duda, impactará aún más en la imagen del país y en su economía, que atraviesa ya una recesión que golpea a una ciudadanía en situación de hartazgo y de repulsión frente a tanta bajeza.

Sin duda, como en los 90´s, sin reacción ciudadana organizada, contundente y firme será imposible disputar ese futuro, que todos merecemos, en el que nuestros hijos e hijas puedan aspirar a un país justo, con instituciones sólidas, lejos de la corrupción y las mafias que hoy nos carcomen y con oportunidades para todos y todas. Muy especialmente, un país en el que los más vulnerables puedan acceder a esos servicios básicos que hoy le son negados y donde las aspiraciones de bienestar de todos los ciudadanos y ciudadanas prevalezcan por encima del lúmpen y la desvergüenza. Es ahora.