¿Será cierto que hay distritos que tienen muy mala suerte? ¿Pueblos que están condenados a padecer la fatalidad de vivir en la desgracia, como si una maldición eterna los enterrará en la postergación? ¿Existe acaso el embrujo que atrapa a estas poblaciones y las sentencia al infierno cotidiano y por ende a la desesperanza acostumbrada?
Usted, ¿Vive en uno de esos distritos? ¿No recuerda cuándo fue que tuvieron un buen alcalde?
Que, cumpliera con lo mínimo: limpieza, parques y jardines bonitos, veredas y pistas sin huecos, seguridad ciudadana eficiente, atención rápida y sin burocracia, orden y convivencia, obras importantes que se ejecutan en plazos breves y sin afectar al vecindario.
“Ratifican 8 años de prisión contra alcalde de Cerro Colorado por lavado de activos en Arequipa”, apunta el titular de La República. “Prófugo exalcalde de Arequipa, Omar Candia, pide pago de beneficios sociales”, también informa el mismo diario.
Y llenaríamos páginas y páginas con denuncias, sentencias, fugas, etc.
Claro, alguien dirá que eso solamente les pasa a los tontos, porque la gran mayoría de autoridades ediles corruptas están vivitas y coleando, que ejerce con “pulcritud” el lema popular “roba, pero hace obra”.
Y que, para ello, se premune de una banda de expertos en violar la ley y esquilmar las arcas municipales.
Cómo es el poder. Atrae y atrapa a personas comunes y silvestres. Las convierte en prepotentes, abusivos, amenazantes, corruptos. Que disponen sin escrúpulos de dinero ajeno y de personas. Que piensan en cómo desvalijar y seguir acumulando riqueza mal habida.
No les interesa la humillación a sus familias, el desprecio, porque no tienen honor, la ambición los ha carcomido. Nunca renunciarían, porque a la corrupción y al abuso no se abdica.