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Opinión

¿Y la representación de las mujeres?, por Paula Távara

“Con una mujer por primera vez ocupando la presidencia del país, la percepción sobre nuestra capacidad de liderazgo está puesta en juego”.

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¿Y la representación de las mujeres?, por Paula Távara

En pocos días se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha que nos permite recordar el aporte que las mujeres damos a nuestras sociedades, pero también visibilizar las barreras, disparidades y difíciles situaciones que atravesamos para ello. Uno de esos espacios es el de la participación política de las mujeres.

Es importante recordar que la participación política y la representación política de las mujeres no significan exactamente lo mismo. Contar con más mujeres en la escena pública —dimensión descriptiva de la representación— no tiene como correlato automático que las agendas e intereses de las mujeres sean representados por estas personas, a esto segundo es a lo que denominamos representación sustantiva.

En el Perú hemos visto incrementarse el número de mujeres en diversos cargos públicos, aún en cifras menores a otros países de la región, pero eso no ha significado que nos encontremos frente a una representación sustantiva.

En un país tan diverso como el nuestro es claro que no podemos hablar de una sola agenda o una única representación de nuestro género, máxime si consideramos que hay importantes colectividades de mujeres que siguen estando invisibilizadas en el debate político.

Sin embargo, sí existen temas transversales a esta heterogeneidad de mujeres que podríamos esperar sean puestos en la escena pública: la crítica situación de la violencia sexual, el alto número de desapariciones de mujeres, las brechas salariales y de ingresos (recrudecidas durante la pandemia y agravadas por la informalidad laboral), el reconocimiento de las tareas de cuidados, entre otros.

Ninguno de los temas que he mencionado debiesen causar polémica entre los grupos diversos de mujeres que ocupan espacios de representación política y, sin embargo, siguen estando ausentes de las agendas y debates. ¿Existe entonces una representación real de las mujeres o sigue siendo una tarea pendiente en nuestro país?

Esta imposibilidad de debatir temas de fondo es una de las consecuencias de la profunda crisis política, que nos lleva a detenernos en la coyuntura y los sucesos; pero también es consecuencia de la fragilidad programática de los partidos políticos y sus bancadas, que incorporan a mujeres en sus listas de candidaturas mucho más forzados por las normativas vigentes (lo que nos deja claro que sin estas no contaríamos ni con representación descriptiva) que por un interés de impulsar la igualdad o políticas vinculadas a este sector de la ciudadanía.

Un último apunte sobre el difícil momento que atraviesa la representación de las mujeres en la política nacional está vinculado con el imaginario que sobre su actuación en cargos de gobierno está construyéndose. Una de las barreras que enfrentan las mujeres que buscan u ocupan puestos de liderazgo es la estigmatización a la que se enfrentan con base en actuaciones individuales: la acción de una mujer es generalizada como una característica del género en múltiples ocasiones.

Con una mujer por primera vez ocupando la presidencia del país, la percepción sobre nuestra capacidad de liderazgo está puesta en juego. Para algunos, la presidenta está siendo manipulada, con lo cual podría construirse la idea de que las mujeres en realidad no tomamos decisiones y, por tanto, no estamos en condiciones de asumir el poder. Para otros, es aún más perversa que un hombre y está “borrachita de poder”, planteando nuevamente la incapacidad de las mujeres para asumir estos roles con responsabilidad.

En estos escenarios de empoderamiento institucional, la presencia de las mujeres está siendo debilitada hoy en día y se hace necesario retomar las batallas por una representación sustantiva en lo institucional y reivindicar otras formas y espacio de liderazgo femenino.

“Con una mujer por primera vez ocupando la presidencia del país, la percepción sobre nuestra capacidad de liderazgo está puesta en juego”.