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Opinión

La inflación cae

“Pues bien, estos factores externos están comenzando a desaparecer gradualmente, por lo que la inflación, a nivel mundial, se comenzará a reducir...”.

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La capital se ha visto particularmente afectada por la inflación que vive el país. Foto: difusión

Por: Miguel Palomino, presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE). Director de la maestría en Finanzas de la U. del Pacífico.

La inflación es una de las principales causas de preocupación de los peruanos. En esta columna explicamos antes cómo esta no era causada principalmente por el pésimo gobierno de Pedro Castillo, sino que, en esta ocasión, dependía principalmente de factores externos. Pues bien, estos factores externos están comenzando a desaparecer gradualmente, por lo que la inflación, a nivel mundial, se comenzará a reducir.

Así, la inflación en Lima en el mes en julio (8,7%) fue ligeramente menor que la de junio (8,8%) y casi con seguridad la inflación de agosto será menor que la de julio, la de setiembre menor que la de agosto y así sucesivamente, probablemente, hasta mediados del próximo año.

Esto, que es una inesperada buena noticia para la mayoría de la población, era algo que ya anticipaban casi todos los economistas y mucha gente bien informada. Por ello en la última encuesta del Banco Central sobre expectativas de inflación para el 2023, estas se encuentran alrededor de 4%. También está en las noticias el inicio de la disminución del precio de la gasolina.

¿Qué explica la caída? Como dijimos, los precios de muchos bienes internacionales (por ejemplo, trigo, maíz, soya, cobre y petróleo) no solo ya no suben, sino que han bajado del orden de 30% desde sus altos niveles de abril-mayo. Con esto la inflación irá cayendo gradualmente a niveles más normales, aunque el proceso probablemente tomaría 18 meses.

Para aquellos que lo han olvidado, hasta mayo del 2021 la inflación en Lima era de 2,4% para luego aumentar rápidamente hasta 6,4% en diciembre de dicho año como respuesta a los aumentos de precios internacionales. La inflación comenzaba a disminuir en enero del 2022 (5,7%) cuando en febrero sucedió la invasión de Rusia a Ucrania, lo cual elevó nuevamente los precios y causó la inflación de los últimos meses en todo el mundo.

Ahora, dada la buena noticia de la esperada reducción de la inflación, queda preguntarnos cuánto tomará el regresar a la inflación “normal” y qué sería normal con un gobierno de Pedro Castillo. Ahí entran en juego las causales más usuales de la inflación interna.

Es de esperar que el gobierno impulse sus gastos corrientes en los próximos años, al mismo tiempo que se espera que los ingresos corrientes del gobierno se vayan reduciendo (como ya está sucediendo). Esto ocasionará un déficit creciente que era tradicionalmente el origen de las inflaciones peruanas porque entonces el gobierno se prestaba dinero del Banco Central que emitía billetes en exceso y ya sabemos cómo acaba eso.

Sin embargo, justamente para evitar que esto suceda, el Banco Central ya no le puede prestar plata al gobierno (no en cantidades grandes en todo caso). Por ello, es probable que la inflación tienda a aumentar un poco, pero no mucho, por lo menos no mientras no se cambien las leyes o la Constitución. Si algo hemos aprendido, es a confiar en un Banco Central profesional y con un solo objetivo: controlar la inflación.

Sin embargo, esto también nos demuestra lo frágil que es el equilibrio monetario que hemos alcanzado. Un cambio del ordenamiento legal o un Banco Central sumiso y/o mal dirigido es todo lo que se necesita para hundirnos en la pesadilla de los déficits interminables y la inflación galopante.

Como ejemplo de qué no hacer, basta mirar a Turquía, donde el presidente Erdogan nombró cuatro presidentes del Banco Central turco en tres años (en Turquía lo puede hacer, en Perú no) hasta que uno estuvo dispuesto a bajar las tasas de interés. Hoy la inflación en Turquía está en 80% anual. Como he dicho antes, esa película ya la vimos; y acaba mal.

Así, mientras los precios globales caen, en casa debemos estar atentos a cualquier señal de interferencia política en la función del Banco Central que nos ha traído dos décadas de la inflación más baja de la región.

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