Cargando...
Opinión

Historia política en femenino

“Existe otro desafío que debemos enfrentar las mujeres o los cuerpos femeninos. Es el de darse permiso para escribir”.

larepublica.pe
“Existe otro desafío que debemos enfrentar las mujeres o los cuerpos femeninos. Es el de darse permiso para escribir”.

Por: Sofía Chacaltana

En su libro Mujeres y poder. Un manifiesto, la historiadora Mary Beard nos recuerda un momento en la Odisea de Homero: mientras Ulises, rey de Ítaca, se ha ido a pelear en la guerra de Troya durante 10 años, Penélope, su esposa y reina, se ha quedado a cargo de la administración del reino. Cuando los pretendientes le reclaman que escoja un nuevo esposo y, por consiguiente, un nuevo rey, ella abrumada trata de hacerles frente y es este momento en el que su hijo, el joven príncipe Telémaco, que aún no ha cumplido la mayoría de edad, le ordena a su madre que regrese a la casa para ocuparse de sus labores propias de su condición de mujer y le deje la palabra y las riendas del espacio público.

Esta es una de las historias más antiguas de las que tenemos registro y, desde entonces, vemos retratado que, para las mujeres, independiente de si son reinas o vasallas, el uso de la palabra en el espacio público, incluyendo la escritura y las ciencias, siempre ha sido subversivo e incómodo para el status quo.

El espacio público, donde se hace política, está reservado para los hombres. Ya que el uso de este espacio debe cumplir ciertas particularidades como la legitimidad que otorga la objetividad del análisis, la no contaminación por la sensibilidad desbordada y la negación de la anécdota. Todas características que parten del prejuicio, ya que muchos hombres no son objetivos ni claros en sus planteamientos (así como muchas mujeres lo son), pero la posesión del mismo cuerpo masculino y/o masculinizado implica que estas características están adscritas o ganadas en el discurso.

Lo vemos en el espacio y en la acción pública, lo masculino como patrón y principio: la incitación a la violencia y el insulto, la fraternidad militarizada y sin mesura, la imposición de las palabras y de la acción, y la competencia. Por ello, tener a mujeres en posiciones de poder en las instituciones de gobierno es importante.

Pero existe otro desafío que debemos enfrentar las mujeres o los cuerpos femeninos. Es el de darse permiso para escribir, y que parte de reconocer, y luego encargarse, de la autonomía y la libertad.

Es un acto subversivo y desafiante, ya que implica no querer hacerlo desde una imitación de lo masculino, es decir, de lo que ya tiene prestigio, sino desde la propia subjetividad femenina y de la complejidad y responsabilidad de construirlo. Este es un paso necesario, ya que la capacidad de poder expresar y plantear desde lo femenino no es puramente simbólico, sino que tiene correlatos sociales reales para nosotras como el reconocimiento político de lo femenino, la entrada al sistema económico siendo consumidoras críticas, la autodefinición de nuestros cuerpos que se transforman y son diversos, el control de nuestra reproducción y de nuestro disfrute.

Cuando, en una conferencia, al famoso astrofísico Neil Degrasse Tyson le preguntan si existe algún motivo “biológico” que explique por qué hay menos mujeres en la ciencia, él responde que “nunca ha sido mujer, pero que ha sido negro toda la vida” y desde su experiencia cuenta que desde niño siempre quiso ser astrofísico y que cuando lo decía en su colegio, sus profesores le respondían que mejor pensara en ser deportista.

Este, lejos de ser un hecho aislado, es un hecho cotidiano y sistemático, cada vez que un niño afrodescendiente expresa sus ambiciones científicas o políticas. Esto que Degrasse llama fuerzas sociales son los obstáculos que, de manera explícita o sutil, la sociedad le imponía y que casi lo alejan de cumplir su sueño, y aunque no lo lograron, sí desilusionaron a la mayoría de sus pares.

A las mujeres nos han dicho que debemos ser tranquilas, delicadas, comprensivas, que debemos conseguir una buena pareja y que ser madre es nuestra meta principal, todas estas características fundamentales en el espacio doméstico y familiar, pero a su vez que no son deseables en el espacio público porque expresan debilidad.

Si esta es la fuerza, debemos hacer el esfuerzo para contrarrestarla, para entender que el espacio público no solo es de hombres, sino de todos, todas y todes.

rocio silva mirtha vasquez

Lo más visto

Piratas del Caribe, por Diego García-Sayán

LEER MÁS

Cada día más cerca el fin de la impunidad del Sodalicio de Vida Cristiana, por Paola Ugaz

LEER MÁS

Crimen y castigo, por Jorge Bruce

LEER MÁS

Solo para mayores de 16, por Mirko Lauer

LEER MÁS

Ofertas

Lo Más Reciente

Opinión

"Memento amori": amar es resistir a la lógica neoliberal, por Leyla Aboudayeh

La novia de Francisco Bendezú, por Eduardo González Viaña

El peligro tras los partidos políticos, por Gonzalo Marroquín

Estados Unidos

Elecciones en Nueva York 2025: Zohran Mamdani gana la alcaldía y triunfo le da un fuerte golpe a la era Trump

El 11S el atentado terrorista con más víctimas de la historia: alrededor de 3.000 afectados y cuestionó la seguridad global

Estos son los 5 mejores destinos del mundo para hacer trekking: están en Estados Unidos, España y Perú

Política

25 de los 71 congresistas que votaron a favor de la inhabilitación de Delia Espinoza son investigados

Elecciones 2026: las nuevas caras de los partidos para los próximos comicios

Tomás Gálvez anuncia la disolución de los Equipos Especiales Lava Jato, Cuellos Blancos y Eficcop

Deportes

Alianza Lima vs Savino del Bene EN VIVO HOY por Mundial de Clubes Vóley: transmisión del partido por el pase a semifinales

Hernán Barcos dedica un último mensaje a hinchas de Alianza Lima tras confirmarse su salida: “Seguramente es lo mejor para todos”

Eddie Fleischman criticó con dureza el fichaje de Christian Cueva por Juan Pablo II: ''Mancha al futbolista peruano de exportación''