Un grupo mayoritario de líderes empresariales, republicanos y demócratas se une para advertir sobre las consecuencias económicas de una posible deportación masiva de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos por parte de Donald Trump. La comunidad empresarial solicita un enfoque bipartito para reformar el sistema migratorio en lugar de implementar políticas que podrían desestabilizar la economía.
Los planes del mandatario electo, Donald Trump, en materia de inmigración generan preocupación no solo entre los migrantes, sino también entre aquellos que dependen de su trabajo. La fuerza laboral compuesta en gran parte por inmigrantes indocumentados es esencial para sectores como la agricultura y los servicios, y su expulsión podría resultar en una crisis económica considerable.
La migración se ha incrementado significativamente en los Estados Unidos. Foto: Telemundo 47.
Sam Sánchez, empresario y miembro de la Asociación Nacional de Restaurantes, destaca que más del 54% de los empleados en su sector son indocumentados. “Si van a deportar a todos, estos restaurantes tendrán una pérdida masiva de ingresos y caerán. Es insostenible”, afirma. Esta situación refleja un cambio en la percepción de muchos latinos que, tras sentirse defraudados por la administración de Joe Biden, decidieron apoyar a Trump en las elecciones.
Bob Worsley, exsenador republicano y empresario, enfatiza la necesidad de que los empleadores interactúen con la nueva administración para promover políticas que estabilicen la fuerza laboral. Worsley, copresidente de la American Business Immigration Coalition, recuerda el impacto negativo que tuvo la política de “Muéstrame los papeles” en Arizona, donde la salida de inmigrantes indocumentados redujo el PIB del estado en un 2% anual.
Los economistas advierten que una deportación masiva podría causar una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de entre un 2,6% y un 6%, lo que se traduciría en pérdidas de entre 711.000 millones y 1,6 billones de dólares al año. Este escenario plantea serias preocupaciones sobre el futuro económico del país y la capacidad de las empresas para operar de manera efectiva.
El sector de servicios, especialmente el de cuidados, se vería gravemente afectado por la deportación de trabajadores indocumentados. Adam Lampert, director ejecutivo de Cambridge Caregivers, señala que la modernización de las políticas de inmigración podría beneficiar a todos los estadounidenses, al reducir los costos de atención. “Sin cambios en la legislación, los estadounidenses corren el riesgo de perder el acceso a la atención que necesitan”, advierte.
Asimismo, el sector agrícola también enfrenta desafíos significativos. Jenni Tilton-Flood, propietaria de una granja familiar en Maine, estima que la producción agrícola podría caer entre 30.000 y 60.000 millones de dólares si se pierde la fuerza laboral compuesta por inmigrantes. “Es muy posible que separen a las familias. Gran parte de mi equipo está criando estadounidenses en casa”, expresa Tilton-Flood, reflejando el temor que se ha apoderado de la comunidad agrícola.
La victoria de Trump ha generado inquietud entre las 6,3 millones de familias con migrantes indocumentados en Estados Unidos. Óscar Silva, un dreamer que llegó de niño, comparte su angustia: “Todos los días, mi familia se pregunta: ¿Y si se ve obligado a irse?”. Este tipo de incertidumbre resalta el impacto humano de las políticas migratorias y su potencial para desestabilizar comunidades enteras.
Las políticas de deportación no solo afectan a los individuos, sino que también tienen repercusiones en la economía, la cultura y la innovación del país. “Los inmigrantes siempre han sido contribuyentes clave a la economía, la cultura y la innovación de este país”, concluye Silva, subrayando la importancia de un enfoque más humano y comprensivo hacia la inmigración.